El rendimiento académico de los hijos, para sus padres, suele ser tema de preocupación. Si un día, de la nada, le llega el pequeño con malas calificaciones y le notifican de la escuela que se ha visto un desmejoramiento educativo en poco tiempo, usted enciende todas las señales de alerta ante tal situación.

Usted puede notar que ciertos inconvenientes (como un duelo, separación de padres o hasta violencia criminal) en el entorno del menor son los que le están afectando, provocando que no pueda concentrarse como se debe.

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Ante esto, se plantea ayudar al menor, pero no sabe ni por dónde empezar. EXTRA le presenta la guía de una especialista para evitar que el desempeño educativo se afecte.

“Primero hay que recordar que el ser humano está cada día, durante toda su vida, sintiendo. Todas las emociones son adecuadas, desde las no tan positivas hasta las positivas”, plantea como base la psicóloga Guadalupe Reyes. 

Sin embargo, la diferencia radica en que se valoren bien o no las emociones del niño o adolescente. “Si lo primero que decimos es ‘no te preocupes, no llores, no pasa nada’ hacemos sentir que no importa lo que el niño esté pasando”, indica.

Esto ocasiona que el menor piense que si sus emociones no valen, él tampoco; por lo que no tendría ni la capacidad ni el deseo de aprender. “En estos casos baja completamente el nivel de aprendizaje, porque se ve obstaculizado”, enfatiza.

En este punto, la especialista sugiere que los adultos también puedan entender sus emociones antes de intervenir en las del niño. “Se entiende que al recibir cualquier tipo de noticia el adulto no sepa cómo reaccionar, porque es algo nuevo. Por lo tanto, hay que considerar en canalizarlas de manera correcta, ya que los niños absorben todo”, finaliza.

- Estar 'al día' con sus emociones

Los padres deberían darse el tiempo para consultarle a sus pequeños cómo se están sintiendo o qué están pensando. De esta manera, expresarán y entenderán qué sienten.

- Ofrecer apoyo con palabras

Luego de consultarle cómo se siente su hijo o hija, darle palabras de afirmación (como que es inteligente, capaz, responsable) para cambiar el ‘chip’ que pudo haber adaptado.

- Actividades felices

Si el niño le comenta que siente alguna emoción no positiva, preguntarle qué actividad haría que esa se aleje. Proponerle realizarla e intentar compartir con él o ella en dicha tarea.

- Tener más contacto

En los casos en los que las clases virtuales se mantienen, distraerlos apenas estas se acaben. Los padres deben buscar compartir con sus hijos más tiempo.

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