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Artesanos fueron parte de la exhibición en la casa de salud mental porteña.cortesía

Harto talento tienen los pacientes del Neurociencias de Guayaquil

Han pintado cuadros ‘pepas’ y están a la venta. Los fondos recaudados serán para los internos que han sido abandonados. Apoya el talento de estos artistas.

Animales, rostros femeninos, paisajes y más figuras fueron plasmadas por pacientes del Instituto de Neurociencias de Guayaquil. Los residentes del centro de salud mental dejaron fluir su talento y el resultado fueron 40 obras, las cuales están a la venta y sus fondos irán destinados para los internos que han sido abandonados.

Este dinero les sirve para que ellos puedan comprar en sus salidas asistidas y acompañadas por parte del personal, pues lo que es alimentación y medicinas, corre por cuenta de la institución.

De igual manera, con esta mecánica se quiere enseñar a los pacientes el valor del trabajo para obtener las cosas; también les ayuda a acatar órdenes y ser disciplinados.

Las obras de arte fueron realizadas sobre lienzos y se emplearon pinturas acrílicas; carboncillo sobre cartulina. Unos artistas se fueron por el estilo de Pablo Picasso, otros por el Joan Miró, no faltaron quienes dieron rienda suelta a su creatividad, pintaron lo que desearon.

Los precios de las cuadros van de 15 a 120 dólares, según las dimensiones es el valor. Las obras ya están enmarcadas y tienen una medida aproximada de 30 por 40 centímetros, los más pequeños y 60 por 80 centímetros, los más grandes.

Pocos colores, pero harta creatividad se pudo apreciar en los trabajos que están en venta.Cortesía

Belleza de expo

En la semana del 25 al 29 de julio se realizó la exposición de los trabajos. Los miércoles, jueves y viernes, de 08:00 a 12:00, los visitantes de consulta externa pudieron disfrutar de la exhibición. Cerca de 200 a 300 personas acuden a esta área de la institución para atenderse.

“Que tengan un problema de salud mental, eso no inhibe sus otras habilidades. Además pintar repercute en su ánimo. Acá no es que pasan viendo televisión o solo están sentados en el parque, ejercitan su cerebro, sus manos, su cuerpo. Asimismo, socializan”, manifiesta Luis Lynch, jefe de marketing y comunicaciones del instituto.

La venta de sus trabajos se la realiza hace cuatro años, pero pintar, como parte de la terapia lleva más de 15 años. En la actualidad, la psicóloga Cristina Game dirige el programa y labora con terapistas y profesores de arte.

Varias obras se exhiben en las paredes de la casa de salud mental porteña, en consultorio. “En ocasiones anteriores, algunos pacientes han pintado sus alucinaciones”, concluye Lynch, quien sugiere a las personas interesadas en comprar una de las obras, acercarse a las instalaciones, en el norte porteño. 

La exposición y venta se realiza dos veces al año, en julio y octubre.