El crimen de un hombre que era dueño de una licorería en Solanda, sur de Quito, ha causado zozobra en los moradores. Jorge Boada, de 41 años, fue asesinado con más de 12 tiros mientras atendía a un cliente, la noche del jueves anterior.

Parchado. Ese era el alias con el que conocían al hombre, quien, según una moradora que no se identificó por miedo a represalias, era supuestamente un expendedor de estupefacientes del barrio, pero no pertenecía a ninguna banda delictiva.

“Vendía desde hace mucho tiempo. Dicen que una banda de extranjeros lo mató para quedarse con el control de esa zona”, comentó la vecina.

Verónica Arcos, mayor de Policía del Distrito Eloy Alfaro, confirmó que, de acuerdo con las primeras indagaciones, el crimen se trataría de una pugna por el territorio.

Agentes de Antinarcóticos y de la Dirección Nacional de Muertes Violentas (Dinased) revisaron los videos de las cámaras de seguridad que registraron a dos sujetos en una motocicleta, quienes serían los causantes del asesinato.

El domingo estuvieron a punto de capturarlos. Un agente dijo que los sospechosos viven en el mismo barrio.

‘Cazando pesados’

La Policía maneja la teoría de que en el sur de Quito bandas narcodelictivas estarían queriendo dominar el expendio de estupefacientes. El propósito, según los investigadores, es liquidar a los líderes o a los ‘peces gordos’ que controlan ciertos sectores.

Camila Sánchez vive cerca de la licorería de alias Parchado y comentó que cerca de ese lugar se han escuchado varios tiros. Y así lo evidencia la fachada de dicho inmueble, en el cual se ven las marcas de los proyectiles que han impactado contra las ventanas y paredes.

Arcos añadió que el asesinato de un ‘brujo’, en el mercado de Chiriyacu, ocurrido en agosto del presente año, respondería a la misma problemática. La banda que estaría detrás de ese crimen sería la de Los Lolos.

En cambio, en Solanda, los vecinos mencionaron que han escuchado la presencia de miembros de Los Choneros y de Los Lobos.

Andrea Palacios es otra moradora del sector que entró en pánico luego del hecho sangriento. Ella dijo que es un secreto a voces que en ciertos locales camuflan y venden droga. “De fachada se hacen pasar por otro tipo de negocios”.

Ante esta realidad, Karol Noroña, comunicadora y experta en Derechos Humanos, comentó que las bandas criminales no solo se apoderan del territorio, sino que se apropian del miedo de la gente.

Para Noroña, matar a expendedores que no formaban parte de una estructura es enviar un claro mensaje de que “mataremos violentamente a quien sea para quedarnos con las calles”.