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Guayaquil: Locales en Urdesa quiebran o cierran por retraso en obra municipal
Cien locales son perjudicados por demoras en obra en la calle Guayacanes. Doce cuadras sufren los estragos. El Cabildo no da las razones de retrasos.
La ‘carta’ varió, de manera obligada, de la gastronomía a los bienes raíces en un reco nocido sector de Guayaquil. Los letreros de ‘Se alquila’ y ‘Se vende’ en los locales cerrados, vistos por transeúntes que maniobran para cruzar de un lado a otro de la vereda, es el panorama cotidiano en la calle Guayacanes, una de las más concurridas de Urdesa, por el tipo de oferta gastronómica que tenía.
Desde julio pasado, cuando el Municipio de Guayaquil empezó a intervenir esa arteria para reconstruirla y dotarla de un ducto cajón, los moradores y comerciantes lamentan que aún siga bloqueada. Según el Cabildo, en julio anterior, en agosto debía ser entregada al menos la primera fase. Pero eso no pasó. La obra integral debería estar lista en noviembre. Tampoco hay indicios de que eso vaya a pasar.
“No sé qué haremos, pero es horrible porque ahora que estarán todos los turistas en Guayaquil nosotros no tendremos qué ofrecerles. Esta calle, que se ha convertido en el rostro de Urdesa, está desbaratada. ¿Quién nos va a visitar así?”, lamentó Óscar Vélez, quien labora en un comedor.
En alrededor de 12 cuadras, una decena de letreros promocionan que el trabajo es realizado por la administración de la alcaldesa Cynthia Viteri. Una obra que, rezan los carteles “evitará inundaciones” y con la que serán “2.000 habitantes los beneficiados”. Sin embargo, para la mayoría, de poco o nada sirve que se hable de esos beneficios si los negocios están cerrando.
“Es una propaganda barata que seguramente se hizo para ganar votos, pero no está favoreciendo. Somos miles de familias y empresarios afectados. Un mal cálculo político para la doctora Viteri”, opinó el abogado Salvador Pérez, morador del sector. Franchesca Ferrero, propietaria de Moro Grill, detalla que son 95 locales los que están siendo perjudicados.
“Alrededor de 200 familias tienen afectaciones económicas. Por esto ya nos perdimos las fiestas de octubre, ahora vamos a perdernos la Copa Libertadores y el feriado de noviembre. Estos meses son muy buenos para nosotros y estamos complicados”, sentenció la empresaria, al contar que mantuvo cerrado su local por más de una semana. “Me dijeron que romperían la calle de mi local y no abrí por diez días, pero nunca trabajaron”.
Roberto Guerrero, quien cuenta que aunque por su lado (en Guayacanes y calle Primera) ni siquiera empiezan con la obra, ya le ‘botaron’ unos ductos al pie de la casa y se le fueron dos inquilinos, lo que le genera pérdidas de unos $ 2.000 mensuales.
Los locales que permanecen abiertos deben implementar otras medidas para trabajar y no perder a su clientela por el polvo que se levanta y que obliga al uso de mascarillas, como en época de pandemia. En el local de shawarmas La Turquita un enorme plástico cubre el pollo mientras una mesera limpia las mesas vacías, con la esperanza de que algún cliente los visite.
“Ha disminuido el 70 % de las ventas en las últimas semanas”, precisó Jamál Bzeih, propietaria del local, quien no descarta la posibilidad de buscar un nuevo sitio. “Me da pena porque aquí trabajan cinco familias y ya tuvimos que bajar los sueldos”, admitió.
Pero no solo son los locales de comida los afectados. Tatiana Gámez, dueña de una lavandería, cuenta que hace unos días, mientras planchaba la ropa que entregaría, un enorme chorro de agua la empapó y arruinó su trabajo. “Se nos dañó todo”, se quejó.
Sobre esta situación, EXTRA consultó al Cabildo, que se ha limitado a decir que la obra integral estará lista en noviembre. No explica a qué se deben los retrasos y si en realidad dentro de un mes la obra estará culminada. Nada.
EXTRA también se contactó con la constructora Rumbea & Rumbea a cargo de las labores. Vía correo electrónico se le preguntó lo mismo a la gerencia, pero no hubo respuesta. Asimismo, se contactó con Christian Moyano, superintendente de la obra, a quien le consultó qué pasó y cómo remediarán este daño generado por los retrasos, pero a través de un mensaje de WhatsApp direccionó las inquietudes a la Municipalidad.
Quien sí respondió, aunque a breves rasgos, fue el fiscalizador de la obra, el ingeniero César Palacios, quien aseguró que los retrasos se deben a factores externos. “Se han encontrado algunas dificultades por tuberías que tienen más de 60 años y estaban en mal estado. Por eso hemos demorado más de lo esperado”, respondió. Añadió que han pedido una extensión del plazo y “estimamos terminar el 13 de diciembre”.