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Guayaquil: Usaron a una mujer como ‘escudo’ para las balas por sujetos que eran perseguidos
La señora y su esposo se pararon en la puerta para impedir que los asesinos entraran. Uno de los balazos le perforó el tórax. Su nuera también resultó herida y aún tiene el proyectil alojado en el brazo.
Edith Espinoza Castro trató de proteger a sus familiares y a su casa. Al observar que tres hombres, quienes eran perseguidos por delincuentes, entraron a su domicilio para refugiarse, se levantó del mueble y se paró detrás de la puerta para impedir que los criminales ingresaran a su vivienda. La señora compartía con su esposo, sus cuatro hijos y su nuera.
Sin embargo, en su afán de salvar a sus seres queridos llevó la peor parte. Los sujetos al no poder ingresar propinaron varios tiros a la puerta de entrada. Uno de los balazos no solo hizo un agujero en el portón de fierro, también perforó el pecho de la señora, de 47 años, ocasionando su deceso.
En este hecho ocurrido a las 23:30 del sábado 1 de octubre en las calles 15 y Callejón Chambers, en el suroeste de Guayaquil, también resultó herida su nuera, Lisbeth Mero.
Jorge Germán Contreras, esposo de la víctima, recordó que uno de los individuos que era perseguido se escondió en el baño y los otros dos corrieron hacia el segundo piso de su vivienda.
“Nosotros protegimos la puerta por nuestra familia, no a los tres tipos que ingresaron a la casa y que eran perseguidos por sus verdugos. No estábamos protegiendo a los delincuentes, sino a nuestras vidas, estas personas al momento de matar no están viendo si eres o no la persona a quien buscan”, manifestó.
Entre lágrimas, Germán recordó que su esposa quedó tirada en el piso y que los hombres que entraron a su vivienda esperaron que sus verdugos se fueran para salir y huir.
“Pronunció mi nombre y cerró sus ojos, aun así la embarcamos en la camioneta de un vecino y la llevamos a un hospital, pero ya estaba muerta. Mi nuera también fue alcanzada por un disparo, el proyectil aún lo tiene alojado en su brazo izquierdo. Los médicos nos han dicho que la bala astilló el hueso”, lamentó.
Germán explicó que la puerta de ingreso estaba abierta porque minutos antes había llegado el mayor de sus hijos, quien es peluquero y que se encontraba conversando.
“Los tipos huyeron como si nada, pasaron por encima del cadáver. Si entraban nos mataban a todos”, manifestó. (AEB)