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Guayaquil: De ‘shopping’ con todo y ómicron
Por tiempo o ‘chirez’, a última hora la ‘pipol’ salió a hacer las compras o completarlas. En la Bahía, centro porteño, se presentaron aglomeraciones
“Aquí en la Bahía, sí que hay roce social”, dijo entre risas Juan Zambrano, de 25 años, comprador de este popular sector comercial de Guayaquil.
Lo expresó con humor, refiriéndose a que las compras de último minuto hicieron que la ciudadanía olvide que la variante ómicron ya sería de contagio comunitario en el país, y pese a eso existe cero distanciamiento entre las personas.
La mañana y tarde de ayer, compradores que recurrieron a este sector para adquirir regalos como ropa, tecnología y demás, se dieron el ‘abrazo’ navideño sin pedirlo.
Isidro Vergara ‘sopló’ a un local para adquirir una ‘motobici’ para su hijo de 5 años. “Recién vengo porque no tenía tiempo, pero la cosa está pesada, hay pasillos en los que no se puede ni pasar. Vine a comprar algo específico y ya me voy”, justificó el porteño.
Para Dayana Moncayo, de 21 años, propietaria de un puesto de ropa interior, el incremento de ventas ha sido su regalo de Navidad. “Hay full movimiento, aunque así ha sido todo diciembre, pero este 24 se han duplicado nuestras ventas y eso que son las 11:00”.
Sara Narváez (21) salió con su hijo de un año a comprarle zapatos. “Vine a completar su ‘parada’. Ya tengo todo, solo me faltaba su calzado. Listos los ingredientes de la cena”, contó la habitante de la cooperativa Horizontes del Fortín, en el noroeste.
La joven se ‘pegó’ su recorrido para irse por la mejor opción, la de las 3 B (bueno, bonito y barato).
“Eso es lo chévere de acá, que uno puede ‘regatear’ por el precio de los productos que se quiere llegar a casa”, indicó Narváez.
Clara Mora (40) acudió con su madre, una adulta mayor, para completar los obsequios que le faltaban: audífonos para sus chicos y flores para decorar la cena. “Me demoré en comprar, pues tuve que esperar que me llegue un dinero. Los conseguimos y nos vamos. Tratamos de apartarnos de los tumultos”, precisó la guayaquileña, quien no aflojó su desinfectante.