De no ser por la intervención de un grupo de agentes de la Policía Nacional, un supervisor del área operativa de un puerto de Guayaquil estuviera muerto, pues dos sujetos lo interceptaron para asesinarlo, la tarde del viernes 14 de mayo.

El hecho se registró en el barrio Cuba, en el sur de la urbe, según informó el jefe nacional de Delitos Contra la Vida (Dinased), coronel Freddy Sarzosa.

El oficial explicó que un equipo que hacía vigilancias en el sector se percató del atentado y actuó para repeler el ataque. Sin embargo, los tipos también les dispararon, añadió el jefe policial.

Como respuesta, se realizó una operación en conjunto con la Dirección General de Investigaciones (DGI) y se logró la detención de los dos sospechosos, quienes se movilizaban en un Chevrolet Spark, color rojo, reportado como robado.

El coronel Sarzosa detalló que en contra de la persona que querían asesinar, los sujetos descargaron ocho tiros, aunque solo dos impactaron su automóvil, un Kia Cerato, negro.

Para el oficial, el hecho se relacionaría con el tráfico internacional de drogas y se buscaba determinar por qué querían eliminar al funcionario del puerto.

El jefe de la Dinased informó también que con la información obtenida por parte de los primeros aprehendidos, montaron otro operativo y en horas de la noche ubicaron a diez individuos más que conformaban una célula de la agrupación delictiva Los Lagartos.

Según el investigador, esta facción tenía integrantes con diferentes funciones: conductores, ladrones de vehículos, traficantes de droga y sicarios.

Además, reveló que para evadir los controles en los horarios de restricción y toque de queda, portaban credenciales y documentos de una supuesta empresa farmacéutica, con los que justificaban su movilización.

De esa forma, podían cometer sus fechorías bajo sus propios ‘salvoconductos’.

'Herramientas' para el 'camello'

El coronel Freddy Sarzosa detalló que esta agrupación contaba con equipos tecnológicos de comunicación, con los que planificaban sus delitos y también tres pistolas de origen industrial, importadas, que eran utilizadas por los ‘gatilleros’.

Además, mencionó que entre las evidencias hallaron dos llaves denominadas ‘bellas’, con las que se les facilitaba abrir las puertas de los vehículos para luego robarlos.

Estos objetos serían ingresados al Laboratorio de Criminalística y Ciencias Forenses, para su análisis, pues en el caso de las armas, se debe establecer si fueron utilizadas en otros delitos.