Exclusivo
Judicial
Guayaquil: Se salvó de una 'plomiza', pero no de ir a prisión
Tras el atentado, los investigadores verificaron la identidad de la víctima y descubrieron que en su contra existía una boleta de captura por estafa.
Fueron al menos nueve los ‘pepazos’ descargados en contra del vehículo en el que se movilizaba Carlos Eduardo Rugel Almendáriz, la noche del jueves 10 de junio, en el norte de Guayaquil, pero ni un solo tiro lo impactó.
Tampoco resultaron heridos la mujer y los tres niños que estaban a bordo, según contaron la mañana de ayer algunos lugareños. El hecho se registró en la herradura 55 de la quinta etapa de la ciudadela Alborada, en la manzana DK.
En la esquina de la villa 1 se podía ver una pared con daños en su estructura y pedazos de plástico en el piso, al parecer, de las luces y guías del Hyundai Tucson blanco que conducía Rugel.
Los moradores comentaron que el automotor terminó incrustado en el sitio porque Carlos Eduardo intentó evadir a dos sujetos que llegaron a atacarlo al lugar donde estaba parqueado. Dentro del automotor no estaba solo, pues lo acompañaban su cónyuge y -de acuerdo a los vecinos- también tres niños.
Los sujetos dispararon en contra del carro y en su afán de escapar, el conductor chocó, pero habría bajado del carro para que no dispararan más en contra del vehículo, para salvaguardar a quienes lo acompañaban, acotó un lugareño.
Sin embargo, cuando uno de los criminales se acercó a dispararle, no le salió el tiro. “O se le acabaron las balas o se le dañó el arma, pero de ahí le pegó en la cara y se fue junto al otro tipo que lo acompañaba”, comentó un residente.
Luego, llegaron los investigadores de Delitos Contra la Vida (Dinased), quienes al verificar la identidad de Rugel en su sistema, descubrieron que en su contra había una boleta de captura por el delito de estafa. Por ese motivo, el conductor pasó de víctima a sospechoso de un delito y fue detenido, según lo señalado en un parte policial.