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Guayaquil: Retén de Policía es utilizado como guarida de ladrones y consumidores de drogas
Residentes de Miraflores, norte porteño, son testigos de lo que sucede en esa edificación que lleva tres años abandonada. Es un foco de inseguridad.
El agua del estero Salado, que hace de ‘vecino’ para Urdesa y Miraflores, en el norte de Guayaquil, está limpia si se la compara con la Unidad de Policía Comunitaria (UPC) de la avenida Víctor Emilio Estrada, a pocos metros del parque de Miraflores.
La construcción, de aproximadamente 2 metros cuadrados, además de estar llena de basura, emana un hedor insoportable y, de remate, es “guarida de ladrones”, según sus vecinos.
La denuncia del estado de la edificación, que debería funcionar como retén de policía, empezó en redes sociales. Un usuario de X (antes Twitter) grabó con la cámara de su vehículo cómo dos sujetos, que supuestamente se escondían en la parte trasera de la UPC, se hacían pasar como recicladores y ‘chequeaban’ a un hombre que se paró pocos metros. ¿Las intenciones? Según el usuario, entrarle a robo.
“Que la UPC se mantenga en estas condiciones representa mucho peligro para nosotros. Resido justo al lado y sabemos que allí pernoctan personas. Incluso en una ocasión nos dimos cuenta de que estaban quemando basura y parece que se salió de control, que hasta vinieron bomberos”, comenta José Luis Almeida.
Lo que comenta el morador se nota en las paredes externas de la UPC. Una mancha negra, provocada por el humo de la combustión, se refleja en la pintura blanca de este muro de aproximadamente un metro.
Este, antes de caer la noche, fácilmente fue trepado por un hombre vestido con un jean, camiseta, gorra y una funda que parece contener una tarrina de comida.
A las 18:20, cuando todavía la luz natural iluminaba a la ciudad, el sujeto de gorra se acercó y entró como si estuviera en su casa. Allí solo se ‘guardó’ en una pequeña habitación que había sido adecuada para que así lo sea. Objetos de todo tipo ‘descansaban’ en dos repisas de cemento. Hasta una hamaca era visible allí.
A Josué Moreno le ha bastado el mes que tiene habitando en la zona para darse cuenta de que ese espacio está abandonado. “Intento no pasar por aquí porque da miedo que cualquier persona salga de allí y no se sabe qué quiera”, comenta.
Ni agentes la ‘visitan’
Pedro Ochoa, quien cuida vehículos en las calles aledañas, asegura que desde hace tres años ningún agente pisa ese cuarto y que hasta los vidrios de las ventanas fueron ‘choreados’.
“Se las llevaron en peso, parece mentira. Hace un tiempo, tal vez unos tres meses, los mismos ‘hacheritos’ que viven allí tuvieron que sacar a un viejito que parecía que había muerto dentro”.
Focos desaparecen
En la acera paralela a la UPC, dos luminarias no tienen lo más importante: el bombillo que alumbra en medio de la oscuridad.
Según Pedro Ochoa, estas luces fueron robadas por personas extrañas que merodean la zona en las madrugadas “cuando nadie ve”.
“Tienen que haberse trepado todo el poste para llevárselas”, comenta.
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