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Guayaquil: Lo 'quebraron' por no someterse a la extorsión
Los asesinos lo abordaron cuando caminaba junto a su hijo. En este mismo sector, 8 días antes mataron a otra persona que no quiso pagar ‘peaje’.
La mañana del 2 de febrero, Santiago Augusto Salazar Lascano se convirtió en la víctima mortal número 100, que deja la violencia en la Zona 8, en lo que va del 2022.
El crimen del hombre de 42 años ocurrió en la cooperativa San Francisco 2, en el noroeste de Guayaquil. Él caminaba junto a su hijo cuando fue abordado por dos sujetos en moto, uno de ellos se bajó y le disparó su arma varias veces.
El teniente coronel Carlos Rivadeneira, subcomandante del distrito Pascuales, informó que Salazar se dirigía hacia la vía principal para tomar un bus que lo llevara hasta su lugar de trabajo y fue en ese momento en que fue atacado por delincuentes.
“Familiares indican que la víctima estaba siendo objeto de amenazas por ciudadanos que habitan cerca del sector, y que le pedían dinero para no atentar contra su vida o la de sus familiares”, sostuvo el jefe policial.
distrito Pascuales
Una fuente policial reveló a este Diario que los delincuentes le exigían a la víctima 600 dólares a cambio de ‘seguridad’.
“Sus parientes nos dijeron que el señor no canceló esa cantidad y que eso habría motivado su asesinato. Los criminales pertenecen a la banda de Los Pitufos, que es una organización afín a Los Choneros y que se dedica al microtráfico y a la extorsión en esta zona”, reveló el investigador.
En este mismo sector del Puerto Principal, el pasado 25 de enero, fue asesinado a tiros Antonio Álava Quinteros, de 53 años, quien era dueño de una lubricadora y presidente de una cooperativa de mototaxis.
El quevedeño, de 52 años, también fue víctima de extorsión y según el mayor Wilson Loaiza, jefe de Operaciones del distrito Pascuales, no les dio plata, más bien les braveó y al ver que no pudieron conseguir su objetivo lo mataron.(AEB)
Era electricista e iba a ‘camello’
Matías Salazar, hermano del fallecido, contó que Santiago debía llegar a las 08:30 hasta una vivienda donde iba a realizar un trabajo eléctrico.
“Mi hermano era electricista, un hombre trabajador, no se metía con nadie”, dijo entre lágrimas el allegado.
El occiso no registra antecedentes penales y deja dos menores de edad en la orfandad. Vivía a dos cuadras de donde fue atacado a tiros.