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Guayaquil: Policía y comunidad le devuelven la paz al Callejón de la muerte
La activación del botón de pánico y el chat comunitario han sido dos de las estrategias adoptadas por los moradores para prevenir el cometimiento de delitos en la zona a la que se denominó el Callejón de la muerte
El temor se está volviendo tema del pasado en un sector de Guayaquil. En las calles aledañas a una zona conocida como el Callejón de la muerte, entre el bloque 4 y 5 de la cooperativa Unión de Bananeros, en el Guasmo sur, desde hace cinco meses sus habitantes ahora respiran algo de paz y tranquilidad.
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El trabajo mancomunado entre la ciudadanía y la Policía Nacional ha hecho posible que en seis cuadras a la redonda sus residentes hayan recuperado la calma, pese a la implacable ola de inseguridad que azota al Puerto Principal. Este sector pertenece al Distrito Sur, en donde del 1 de enero al 18 de agosto de este año se han registrado 276 crímenes y es el segundo con más muertes violentas de la Zona 8 (antes está Nueva Prosperina, con 446),
Patricia Soledispa, habitante de este lugar, asegura que por fin puede limpiar el portal de su casa sin temor a que en cualquier momento un delincuente pueda aparecer y apuntarla con un arma de fuego, como ocurrió con un vecino hace unos meses.
“Antes no podíamos ni conversar en la vereda, el sector ahora se siente seguro, podemos hasta jugar naipes en la calle; eso sí, cada que vemos algo sospechoso pedimos ayuda a la Policía. Todos somos muy unidos y nos hemos convertido en los centinelas de nuestro barrio”, afirma la guayaquileña, quien desde hace 15 años decidió formar su hogar en este sector del Guasmo, donde durante los primeros tres meses de 2023 se registraron 10 asesinatos, de acuerdo a información policial.
Recuerda que en febrero pasado, cerca de su sector, a escasas dos cuadras, se perpetró un hecho violento que causó zozobra, cuando delincuentes en moto balearon a una mujer. “Pese a que había personas a su alrededor no les importó”, afirma.
Para Johanna Navarrete, quien desde que nació también ha habitado en este sector del Puerto Principal, la creación de un chat comunitario ha sido fundamental para el proceso de seguridad con el que la gente de su barriada lucha para vivir en armonía.
Sostiene que cuando observan a un individuo en actitud sospechosa, a un carro o a una moto que no es del sector, de manera inmediata se comunican por WhatsApp y canalizan para que la Policía llegue al lugar y les brinde seguridad.
“Somos los residentes de seis manzanas los que nos hemos unido para rescatar el barrio. Esta lucha comenzó hace 4 años, pero todo seguía igual. En el 2021 y 2022 ocurrieron hechos violentos que no nos permitían ni asomarnos a la ventana por la angustia de ser alcanzados por algún proyectil, las balaceras eran a cualquier hora. Afortunadamente, todo se ha calmado”, asegura Johanna, mientras llena de regocijo mira a una vecina pasearse con su hijita en brazos.
- Nada de figureteo en esta labor
Esta ‘guayaca’ cuenta que el esfuerzo para vivir en un sector seguro ha dado sus frutos “por el trabajo en conjunto y sin protagonismo de la comunidad y policías”, a quienes los une un solo propósito: acabar con la delincuencia.
“Nos ha ayudado el botón de pánico y el chat con los vecinos. Además, para fortalecer esta labor hemos realizado mingas donde también contamos con colaboración y resguardo de la Policía”, agrega.
Recuerda que para las festividades de Guayaquil, en julio pasado, realizaron un evento donde participó la comunidad y que fue la primera vez, después de mucho tiempo, que los niños y adultos pudieron agasajar a la ciudad sin el temor de que se suscite un hecho de sangre.
“Entre los moradores hemos formado un anillo de seguridad. Esto antes era un sector conflictivo, había mucho expendio de droga, nos preocupaba que nuestros niños, en cualquier momento, sean ‘blanco’ de los expendedores”, expresa Johanna, una ama de casa que cuando se trata de fortalecer la seguridad de su sector habla como una experta.
Explica que con ayuda de la Policía se ha podido erradicar la venta de droga en el barrio, “pero aún falta mucho por hacer, es un trabajo de hormiguita, si en cada sector de Guayaquil o del país la gente se uniera seguramente lograríamos la paz anhelada”.
Humberto España Gaspar es el mecánico de esta barriada, él llegó a vivir a esta zona porteña cuando las calles aún eran de tierra y las casas de caña. Con emoción cuenta que luego de años de habitar en zozobra desde hace cuatro meses la gente de su barrio por fin puede caminar sin temor a ser abordada por un pillo.
“Hasta hace poco no nos sorprendía escuchar que un vecino dijera ‘me robaron’. La unión de los moradores ha hecho posible esta paz, ahora solo esperemos perdure”.
En media calle, acompañado de tres de vecinos, el morador, Ricardo Navarrete se ‘pega’ una ‘partidista’ de naipes, con la tranquilidad de que esta vez no aparecerá un delincuente para arrebatarles sus pertenencias. Resalta que el esfuerzo de los vecinos ha sido el ‘arma’ para devolverle la seguridad a su amado barrio.
“He vivido toda mi vida aquí, puedo afirmar que la gente no es dañada. Lamentablemente, los delincuentes vienen de otro sector, hubo un tiempo en que se veían asesinatos a diario”, recuerda.
El jefe del distrito Sur, coronel Marcelo Castillo, jurisdicción a la que pertenece este sector de la ciudad, afirma que las intervenciones de la Policía y la colaboración de la comunidad han permitido erradicar la violencia en esta zona, a la que, por el alto nivel de inseguridad, los mismos moradores la denominaron Callejón de la muerte.
“Ahora lo llaman el Callejón de la vida. Hemos tratado de erradicar la violencia. Afortunadamente en este sector no ha existido denuncias por ‘vacunas’, podemos observar que en estas cuadras la gente camina con tranquilidad. La comunidad apenas ve algo sospechoso nos alerta y esto ha sido un eje fundamental para devolverles la tranquilidad”.
- ‘Quebraron’ a la China y a su sobrino
El 16 de febrero pasado en este mismo sector del Guasmo sur, en el bloque 4, fue asesinada a tiros Catalina Lencina Villacís, alias China. Sus verdugos llegaron en una motocicleta y antes de huir le dijeron “esto es por sapa”.
Catalina, de 48 años, estuvo detenida por tráfico de drogas y aún era expendedora, esta habría sido la motivación del asesinato, manifestó una fuente policial en aquel momento a este Diario.
La mujer, que supuestamente pertenecía a un grupo de delincuencia organizada, recibió seis disparos, los cuales fueron propinados con un arma de fuego calibre 9 milímetros.
Casi dos meses después, el pasado 23 de mayo, fue acribillado en este mismo sector el sobrino de la China, Jefferson Harry Lencina García, de 31 años, quien en el momento del ataque armado estaba fuera de la casa de su abuela. De repente se le acercaron sujetos que iban a pie y le dispararon en varias ocasiones.
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