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Guayaquil: Obra demorada tiene a vecinos del centro 'comiendo' polvo a montones
Han pasado 7 meses desde que se inició la obra y aún está a medio terminar. Vecinos aseguran que los obreros “abren dos y tres veces el mismo hueco”
Nubes de polvo, alcantarillas abiertas y materiales de construcción regados son los obstáculos que deben sortear los habitantes de las calles Ayacucho y Noguchi desde septiembre pasado, cuando se inició una obra de regeneración urbana que no tiene fecha de entrega.
Son apenas unos 200 metros, dos cuadras, las que han sido intervenidas; sin embargo, los trabajos avanzan a paso de tortuga y no todos los días, aseguran los residentes de la zona, quienes están cansados de lidiar con el malestar que genera la maquinaria pesada.
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“Me perjudica el negocio, la gente no quiere comer entre tanta tierra. Las ventas han bajado un cuarenta por ciento y ya son más de seis meses en la misma situación. No trabajan todos los días y por eso ha demorado tanto”, expresó Marcia Rivas, quien tiene un quiosco de venta de ceviche peruano en la intersección de las mencionadas calles.
Todos los días, al abrir su negocio, Marcia tiene que buscar los rincones alrededor de su puesto donde no haya escombros y el piso esté algo nivelado para acomodar allí unas butacas y que así sus clientes puedan comer.
Leticia Galarza, adulta mayor que reside en el sector desde hace 16 años, añadió que las polvaredas que provoca la obra causan afectaciones de salud. “Vivimos con alergias e infecciones en la garganta. De nada sirve limpiar la casa, no hay forma de evitar que la tierra se meta por las ventanas o debajo de las puertas”, se quejó.
Otro de los malestares que genera la demorada obra es que los vecinos que poseen vehículos no pueden parquear en sus domicilios, por lo que tienen que buscar calles aledañas para hacerlo. El problema se agrava por las noches, ya que la zona es oscura, desolada y es merodeada por ‘choros’ y consumidores de droga.
Imprevistos causan retraso
Víctor Castillo, ingeniero civil a cargo de la ejecución de la obra, explicó que esta consiste en una regeneración integral en la zona, con el soterramiento del cableado y el cambio de las tuberías de alcantarillado sanitario y pluvial. Además, se construyen bordillos, parqueaderos y se colocan adoquines en las aceras.
Castillo detalló que la obra ha presentado imprevistos: “Por ejemplo, nos encontramos con construcciones subterráneas que no se encuentran en los planos y nos toca, de forma técnica, improvisar y buscar una solución. Estamos dentro del plazo, que es hasta el 27 de abril, para entregarla”.
Sin embargo, durante un recorrido de EXTRA por el sector, se pudo corroborar que aún faltaba instalar tuberías, poner cables de alumbrado público bajo tierra y culminar la colocación de adoquines, muchos de los cuales estaban amontonados en las esquinas, cuarteados e inutilizables incluso antes de instalarlos.
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