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Guayaquil: Negocios nocturnos se quedan sin clientes por el miedo y las restricciones
Dueños de bares y restaurantes aseguran que solo la semana pasada bajó en un 90 por ciento la afluencia de usuarios. Las lluvias empeoran la situación
Con una reducción de hasta el 90 % de su clientela trabajan algunos negocios nocturnos en Guayaquil desde el pasado lunes 8 de enero, día que el toque de queda decretado por el presidente Daniel Noboa los puso a tambalear y la ola de atentados terroristas ocurridos un día después los dejara en nocaut.
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Así lo consideran los administradores de restaurantes, bares y discotecas en el centro y norte de la urbe. Ellos aseguran que el toque de queda, que rige de 23:00 a 05:00 y que está previsto siga vigente hasta el próximo 8 de marzo, los condena a la quiebra.
Luis Tenezaca, encargado de la discoteca Betania Friends, en Rocafuerte y callejón Magallanes, en plena zona rosa, dice que la situación es alarmante porque no se trata de aguantar unos cuantos días, sino más de 50 días en los que está seguro no verán ganancias.
“Serán dos meses que igual habrá que pagar la renta y sueldos. Todos los locales deberían estar abiertos ahora y solo dos o tres lo están y prácticamente vacíos. Aquí ha habido una reducción de clientela del 90 por ciento”, agregó.
En Kruger Rock Bar, ubicado en las calles Panamá y Juan Montalvo, el panorama es similar. Apenas dos mesas permanecían ocupadas y los clientes no asomaban por ninguna parte.
“Imagínate que sales seis de la tarde de trabajar, vas a tu casa, en lo que te bañas y te vistes, se te hacen ocho de la noche y vas a un lugar para estar solo una hora y ahora sumado a los tremendos aguaceros. Así la gente no quiere salir”, explicó Pablo Ortiz, administrador del negocio.
En el recorrido que EXTRA realizó por esta zona durante el fin de semana, comprobó que, salvo cuatro negocios, el resto no abrió o cerró antes de las 21:00.
Con miedo a los exteriores
El temor por la inseguridad y también la falta de clientes han obligado a algunos negocios a limitar la atención en sus espacios interiores. Por ejemplo, en el cangrejal Manny’s, en las calles Víctor Emilio Estrada e Ilanes, Urdesa, se prefiere evitar que sus comensales usen las tres mesas ubicadas en el portal porque la única “protección” es un enrejado que no brinda mayor seguridad.
“Si lo solicitan, los atendemos afuera, pero en los últimos días no ha ocurrido. Los clientes sienten que es más seguro dentro y buscan precautelar su integridad”, indicó la administradora, quien prefirió no identificarse por seguridad.
Situación similar ocurre en la cervecería Golden Prague, también en Urdesa. “Desde los atentados hay más presencia de policías, se percibe más seguridad, pero el cliente sigue con temor”, dijo Ana Alaine, la encargada del local. En este sitio, los clientes preferían salir para fumar que ocupar las mesas exteriores en el área de fumadores.
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