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Guayaquil: Iglesia San Agustín se cae a pedazos y pone en riesgo a feligreses
En la iglesia San Agustín las cornisas se caen y el piso está hundido. El párroco teme por los feligreses que entran o pasan por ahí todo el día.
A Dios rogando... y del rocazo cuidándose. En el penoso ‘espejo’ que tiene la iglesia La Victoria, uno de los patrimonios de Guayaquil hoy con graves problemas en su edificación, se reflejan otros templos que también presentan daños en sus estructuras o fachadas.
El mayor peligro es para los feligreses, ya sea porque les puede caer, por ejemplo, un fragmento de cornisa o, en el peor de los casos, una torre se puede venir abajo y causar una desgracia. La ciudad registra más de 500 edificios patrimoniales, muchos de ellos en malas condiciones.
Y en el caso de las iglesias, hay otra que está corriendo con la misma suerte de La Victoria: la San Agustín, ubicada cerca del parque Centenario, en el centro. Ahí, la cúpula y cornisas del inmueble, de más de 90 años, se están cayendo.
Así lo reveló el párroco Wilson Malavé, quien recorrió junto con Diario EXTRA la parroquia para mostrar los daños que presenta. Él ya no sabe qué hacer, pues lleva una década enviando oficios a las autoridades, pero quedan estancados y “se sacan la vuelta”.
Contó que se ha dirigido al Instituto de Patrimonio, el Municipio de Guayaquil, la Fundación Siglo XXI y la Fundación Malecón 2000, pero nadie le ha ‘parado bola’. ¡Coge las rocotas!
Junto al altar mayor, el espacio más sagrado, Malavé caminaba lento para exponer cómo el piso se ha hundido, mientras señalaba las grietas en la cubierta y daños en los asientos. Estos últimos, explicó, se han deteriorado porque cuando llueve el agua ingresa al lugar y a los fieles les llega hasta la rodilla.
Rodeado de imágenes religiosas, el sacerdote mostró un órgano tubular ubicado en la parte alta, al que considera el segundo más importante del Ecuador. Se trata de un instrumento clásico, que también está deteriorado y cuyos tubos se han desprendido, pero milagrosamente no se han caído... hasta ahora.
En la parte más alta, cerca de las torres y la imagen de san Agustín, el párroco agarró dos ‘rocotas’ que se han caído de la cúpula y advirtió que esto puede continuar ocurriendo si no se toman acciones.
“Hasta un reflector explotó hace pocos días y no todos sirven. Es lamentable que las cornisas se estén cayendo”, se quejó el padre, que calculó en 650.000 dólares el monto necesario para restaurar toda la iglesia, incluida la pintura del exterior e interior.
¿Qué otras iglesias se ven reflejadas en La Victoria? “Tenemos la San José, esta y la Catedral. Siquiera son 10 las que están a punto de caerse”, confesó Malavé, al reconocer que la autogestión que lleva al frente la parroquia, con bingos, rifas o la ayuda de benefactores, no es suficiente para atender todo el patrimonio, por lo que reza para que a alguna autoridad se le ablande el corazón, ‘meta mano’ y ayude.
Patrimonio sustancial
De acuerdo con el historiador Fernando Mancero, los templos le han dado “carácter” y forman parte del perfil y sentir espiritual, más allá de los logros arquitectónicos que representan. “La preservación de estos edificios es capital en la conservación del espíritu de la ciudad. Es su memoria”, argumentó Mancero.
El también presidente de la Fundación Bienvenido Guayaquil agregó que las instituciones deben mostrar interés en estos sitios. “Porque representan a la ciudad y al país. Son un tesoro desde el punto de vista de nación, independientemente de quién tenga la competencia. Hay que aunar esfuerzos y sacar adelante estos sitios tan importantes para la ciudad y el país”, concluyó.