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En Guayaquil: El hedor de las lagunas de oxidación daña la 'jama' y la 'ruca'
La pestilencia de las piscinas de aguas residuales no dejan comer, dormir ni estudiar a los moradores de Guayacanes 3, quienes han presentado afecciones en la piel, ojos y vías respiratorias
Unas manchas rojas se extienden por el cuello y pecho de Myrhuska Moreira. Desde 2018, la joven de 19 años sufre de erupciones cutáneas. Leana Miranda, su mamá, ha cambiado el colchón y las sábanas para evitar otro brote. Como la picazón de la alergia no la dejaba tranquila, consultaron a un médico.
- ¿Dónde viven?, preguntó el doctor a Miranda.
- En Guayacanes 3, por la autopista.
- ¿No me diga que usted vive por esas piscinas de pestilencias?
- Al frente, replicó la mujer de 56 años.
- Eso es lo que está matando a su hija, sentenció el dermatólogo.
El diagnóstico impresionó a Leana, quien no sabía que estas lagunas de oxidación, que reciben aguas residuales de viviendas e industrias, causarían esta alergia severa en su hija. Y no solo eso, también tiene dolores de cabeza y sus ojos se enrojecen.
Su madre, de 77 años, vivía con ellas, pero tuvo que mudarse con su ñaño, al sur de la ciudad, pues también empezó a desarrollar una alergia y tos; las cuales desaparecieron al cambiarse, asegura Leana.
“Hoy somos esclavos del mentol para poder mitigar esos hedores”, manifiesta.
Darwin Arana tiene 12 años viviendo en el sector, es vecino de Leana. Es el conserje del colegio Jean Piaget y también se queja por las piscinas. No puede comer ni dormir.
“Es un olor como abombado y tóxico. Cuando hace sol, no se soporta ni con doble mascarilla. Esto no es de ahora, es desde que vivo acá, pero hace tres años se ha intensificado. Los alumnos no aguantaban, y eso que estaban con aire acondicionado y ambientadores; los pobres no podían ni concentrarse”, expresa Arana.
Doblemente encerrada...
Ariana Villota, de 10 años, extraña salir al parque a jugar. Actualmente permanece encerrada en casa por dos motivos: la COVID-19 y por la hediondez que emana de las lagunas, situadas en la autopista Narcisa de Jesús, norte porteño.
Desde los 4 años está en tratamiento por una alergia en sus vías respiratorias, la cual le ha causado tos, ronquidos al dormir, entre otros síntomas.
Ella y su familia denuncian a EXTRA que cada mañana se despiertan con picazón en la garganta. “Esto es insoportable, todos los fines de semana nos quedamos con mi suegra, en La Chala, al sur”, dice Angélica Valencia, madre de Ariana. Ella culpa de su migraña al ambiente fétido.
A los Villota Valencia no les queda otra que encender los aires acondicionados, poner aromatizantes y dormir con mentol en la nariz.
Debido a esto el consumo mensual de luz incrementó a 60 dólares. “En medicinas gasto unos 200 dólares mensuales, deberían indemnizarnos, pues muchas familias estamos siendo afectadas en nuestra salud física y financiera”, sostiene.
Las denuncias ciudadanas hicieron que el Municipio de Guayaquil abra un proceso administrativo en contra de Interagua por el inadecuado manejo de estas piscinas de aguas residuales. De confirmarse la inoperancia, tendría que pagar 80.000 dólares de sanción. Sin embargo, Ángela Castaño, de Interagua, señala que el sector se vio afectado por haber más zonas industriales que potenciaban la producción de sulfuros.
Y los ‘olores’ llegaron hasta la Asamblea Nacional. El presidente de la Comisión de la Salud, Marcos Molina, ha solicitado informes a la Alcaldía que evidencien el tipo de control que le hacen a las plantas; y asambleístas han visitado las lagunas.
Síntomas
- Inhalar hedores puede hacer que la persona se adapte y desarrolle dolor de cabeza, náuseas, hablar y toser al mismo tiempo, molestias en la garganta. Pacientes con rinitis, asma, procesos neumónicos se van a complicar más, dice Loira Ronquillo, otorrinolaringóloga.