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Judicial
Guayaquil: Habrían practicado "brujería" a hombre asesinado en clínica clandestina
Una pariente contó que la víctima cambió de un momento a otro. Sostuvo que le habrían hecho "una maldad en la calle".
En un día la vida de Ricardo Antonio Pérez Chila habría sufrido un cambio tan drástico, sobre todo en su forma de comportarse, que llevó a sus familiares a sospechar que había sido víctima de un maleficio, porque él supuestamente no padecía de adicciones.
Al joven, de 25 años, le habrían dado alguna sustancia que lo “transformó” en otro ser, según explicó una allegada la mañana del miércoles 8 de septiembre, a través de una llamada telefónica.
“Fue una maldad que le hicieron en la calle. Se encontró con un hombre que lo llamó, le dijo muchas cosas, le hizo brujería y le dio una droga para que consuma...”, agregó.
Luego de eso, el afectado fue llevado a una clínica clandestina de rehabilitación, en el noroeste de Guayaquil, en la que encontró la muerte en su primera semana de internado (ver infografía), el lunes 6 de septiembre.
Para los investigadores de la Dirección Nacional de Delitos Contra la Vida (Dinased), se trató de una muerte violenta, porque los resultados de la necropsia así lo establecieron: Ricardo Antonio pereció a causa de golpes en el cráneo.
La mañana del miércoles, los familiares aún no asentaban una denuncia formal. Se preparaban para el sepelio del joven, que se realizaría en el cementerio Ángel María Canals, del suburbio porteño, mencionó la pariente.
Ella también comentó que la víctima dejó dos niños en la orfandad, de 1 y 4 años.
El jefe zonal de la Dinased, coronel Max Rojas Encalada, confirmó que el joven habría sido atacado con un objeto contundente. El oficial no descarta que hubiera sufrido “maltrato físico” en el sitio, por el hecho de estar en contra de su voluntad.
También mencionó que se busca al propietario del lugar para conocer su versión del suceso, pues existen diferentes líneas de investigación en este caso.
Clausura
El sitio fue clausurado por la Intendencia de Policía del Guayas y también por el Municipio de Guayaquil, por no cumplir con las medidas legales para su funcionamiento.
El lugar, ubicado en medio de unos cerros del noroeste porteño, ayer permanecía vacío. Se pudo observar que el interior tenía un solo ambiente, en el que convivían todos los internos. Los investigadores no pudieron precisar cuántos internos albergaba el sitio, porque escaparon tras la muerte de Pérez Chila.