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Guayaquil: Extorsionadores y crímenes perturban a estudiantes y profesores
Padres de familia piden mayor control a policías y que los colegios donde estudian sus hijos sean incluidos en la lista de planteles con vigilancia.
Los asaltos y crímenes registrados en los exteriores de las unidades educativas, así como las ‘vacunas’ que piden los extorsionadores a profesores, mantienen preocupados a los padres de familia. Aseguran que esto trastoca la educación de sus hijos, quienes se ven obligados a recibir clases en medio de la angustia originada por la inseguridad.
Los hechos lo demuestran. A finales de enero pasado, el cuerpo de un hombre fue hallado a una cuadra de la escuela Tránsito Amaguaña, en la cooperativa Balerio Estacio. Dos meses después, otro cadáver apareció a pocos metros de la escuela Manuel Sandoval, en el cantón Durán.
Esta situación origina zozobras en la comunidad educativa de la zona 8, que abarca los cantones Guayaquil, Durán y Samborondón, cuyos miembros aseguran que la presencia de la Policía es escasa en los alrededores de los planteles.
“Estamos desesperados. Nadie nos garantiza la seguridad de nuestros hijos”, dice Joselyn Terranova, madre de dos menores que estudian en un plantel de la Balerio Estacio.
Cuenta que de vez en cuando llegan militares y policías a resguardar la zona. “Pero solo van a tomarse una foto y luego se retiran”.
Rocío Mendieta, otra representante, lamenta que este plantel no conste en el registro de colegios priorizados por las autoridades. “Nos hemos reunido con otros padres para solicitar al gobernador del Guayas que incluya al centro educativo en la lista de planteles seguros”, señala.
Mientras que en la escuela fiscal Blanca García Plaza de Arias, en la Nueva Prosperina, noroeste, las amenazas de cobro de ‘vacunas’ continúan.
Muchos padres callan por temor a represalias contra ellos y sus hijos. Pero quienes denuncian, aseguran que los extorsionadores dejan panfletos en los que advierten que deben entregar dinero si quieren estar tranquilos.
El mismo problema lo afrontan otros planteles como el Violeta Luna, ubicado en Ciudad Victoria. Un padre de familia, quien pidió el anonimato, cuenta que los extorsionadores le piden a los maestros un dólar cada día a cambio de seguridad. “Estamos aterrados y no tenemos el apoyo de nadie”, recalca, mientras espera en los exteriores del plantel, que toque el timbre de la última hora de clases para llevar a su hijo a casa.