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Guayaquil: Cortes de energía afectan la economía de los vecinos de la Isla Trinitaria
En dos cooperativas de este sector, los residentes buscan alternativas ante los apagones. Algunos prefieren comprar pocos víveres para que no se dañen
El potente sol que ‘pegó’ sobre la urbe porteña desde el sábado 16 hasta la tarde del miércoles 20 de marzo no solo derritió los heladitos que buscaba la ‘pípol’ para refrescarse, sino también la seguridad y comodidad de más de 20 familias de dos cooperativas de la Isla Trinitaria, al sur de la urbe porteña.
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En la ciudad, la temperatura llegó hasta los 36 grados y de un momento a otro los hogares de la cooperativa Nuevo Ecuador y San Francisco se quedaron sin luz. “No sabemos si es una consecuencia del calor, pero justo en esta época pasamos más de tres horas sin luz”, dijo María Cevallos, de Nuevo Ecuador.
Ella contó que el primer corte se sintió la tarde del sábado, cuando más necesitaban usar sus artefactos de ventilación. Hasta las 23:00 de ese día desconocieron a ‘doña energía’.
“Pasamos toda la tarde sin luz, nadie aguantaba el sol que estaba haciendo y llamamos varias veces a Corporación Nacional de Electricidad (CNEL, empresa distribuidora de energía eléctrica), pero no se acercaron a arreglar nada. Recurrimos al 911 porque era una emergencia y quedó en nada”, afirmó.
Y aunque los artefactos y víveres de María salieron ‘ilesos’ de todos los cortes, la señora Rosalinda conoció el caso de “una de nuestras vecinas, Charito, quien vende hielos y no ha podido generar ingresos en todos estos días. No está vendiendo porque se mantienen aguados de tanto apagón”, confirmó Rosalinda.
Y según conoce, no es la única perjudicada, pues también se ven afectados quienes trabajan con los hielos que ofrece Charito. “Un señor viene todos los días a las 10:00 a comprar hielo para ponerle al jugo de coco que vende, y en todos estos días se ha ido con las manos vacías”.
Rosalinda se ha visto forzada a comprar solo los alimentos que va a servirse en ese mismo día, ya que las interrupciones en el servicio se registraron el domingo, lunes, martes y miércoles. “Compro lo medido de los vegetales que deben mantenerse frescos, como la lechuga, porque ya se me estaban empezando a dañar”.
Por otro lado, en la cooperativa San Francisco, contigua a la de Rosalinda y María, los problemas ‘lámpara’ se repiten y hasta se incrementan.
Yolin Ayoví, residente de esta, cuenta que los cortes se registraron también en la noche justo en la cuadra de su vivienda. “Todos sabemos que la Isla Trinitaria es un lugar peligroso y se volvió más estando totalmente a oscuras. No es por la gente que vive aquí, porque sí nos conocemos, sino por los extraños que pueden venir a hacernos algo”, expresó.
Además del temor ante la creciente ola de violencia, Yolin cree que está por perder los 900 dólares que invirtió hace algunos años en un congelador. “Parece que se terminó de dañar un congelador que estaba un poco afectado por el cambio de voltaje en el sector. Con los cortes no enfría nada y ya lo hice revisar”.
Este electrodoméstico es usado por la familia de Yolin para almacenar el pescado que suele vender su esposa, pero ahora “no hay cómo tener algún alimento allí”.
Incluso una sobrina suya fue repartiendo “por la casa de todos los familiares los platos con comida que tenía en su nevera, antes de que se le empezaran a dañar”. Su tía Bienvenida, según dice, le advirtió que no se hacía responsable si se confundía con su comida. “Tal vez hasta se me mezclaba con mis carnes y la ocupaba también”, bromeó.
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