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Guayaquil: Cinco bailarines 'sobreviven' de cabeza y divierten en la av. Rodríguez Bonín
Su ‘oficina’ es el redondel de la PJ. Aquí calientan y practican las piruetas que les permiten ganarse unos dólares y mantener a sus familias
Julio César Baquero soñaba con ser futbolista cuando era un adolescente; ahora, a sus 28 años, sigue agitando sus piernas, pero ya no sobre el césped o tierra, sino en el concreto y asfalto del redondel de la PJ, al oeste de Guayaquil.
Pollito, como lo conocen en el mundo artístico, junto con otros cuatro ‘panas’, llega todos los días a deleitar con rutinas de baile deportivo, que según él llegará a los Juegos Olímpicos de Francia 2024, al público que se viaja apurado en sus vehículos y solo paran por la luz roja del semáforo.
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A él se le suman Mauricio Caicedo (30) y Edwin Gutiérrez (32). Ellos le sacan el ‘jugo’ a cada segundo y lo dan todo en ese espacio (paso cebra) que es destinado para el cruce de peatones.
Aunque su presentación no va acompañada de música, llevan el ritmo más que a la perfección. No hay momento en el que se descoordinen, pero Pollito resalta que eso es porque hay mucho trabajo detrás de esa puesta en escena, tal como en una obra de teatro o un concierto sinfónico con todos los instrumentos.
“Debemos ensayar, calentar, ir al fisioterapeuta, alimentarnos bien, descansar igual. Todas las mañanas nos escribimos en el grupo de WhatsApp: ‘Hey, bro, ¿quién va hoy?’, y coordinamos”, explica Julio César que con trenzas en su cabello y unas gafas con marco plateado llama la atención.
BAILAR PARA COMER
El grupo empezó hace cinco años a bailar en el semáforo de la avenida José Rodríguez Bonín, frente al Laboratorio de Ciencias Forenses, porque vieron una oportunidad para crecer y darse a conocer.
“Tenemos familias que sustentar y este es nuestro trabajo. Aquí nos han venido a buscar para presentaciones en quinceañeras o eventos”, confiesa Mauricio, al que conocen como Tempo.
Pero los pasos que se ‘lanzan’ en la calle no son improvisados, pues a todos ellos les ganó la curiosidad por la danza hace algunos años, en el caso de Mauricio, a los 15.
“Veía a mi hermano bailar y yo empecé a practicar con él hasta que pude hacerlo de la manera correcta”.
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Para Edwin sucedió de una manera distinta, empezando por el lugar. Edwin Jr., como se hace llamar en su trabajo, es de Cali (Colombia) y hace un poco más de 5 años vio a “unos pelados” en la calle que hacían maravillas con sus manos y piernas y él quiso intentar.
“Dios me dio este talento. Desde que era niño podía hacer mortales saltando desde el filo de la cama, pero me cautivó el paso que se conoce como flare (movimiento en el que rota todo su cuerpo sobre sus manos apoyadas en el piso)”.
“Todo esto parece peligroso, pero aquí se baila, aunque uno esté lesionado porque es la manera en la que se lleva el sustento al hogar”, afirma Mauricio, quien así como Julio y Edwin, es padre de familia.
Las lesiones, por lo tanto, están entre los pasos que escogen. Casi que estas llegan por añadidura, por eso Pollito insiste en que la visita al fisioterapeuta es esencial, pero el dinero no siempre lo permite. “A veces venimos muchos al semáforo y nos toca repartirnos lo mínimo porque debe alcanzar para todos”, cuenta.
Cree que solo los deportes que mueven masas, como el fútbol, son los que se llevan el protagonismo en el país. “Este deporte es infravalorado”, enfatiza.
A Pollito el baile deportivo le ha permitido ‘comunicarse’ sin palabras en otros países, como por ejemplo, en Colombia, cuando conoció a Edwin y lo invitó a bailar a Ecuador o cuando fue a competir a los Juegos Panamericanos en Chile y su forma de lanzar un ‘hola’ era con una mortal.
OCHO HORAS DE PIRUETAS
Sus jornadas son extenuantes. El sol, el calor, el ruido de los carros, el esmog y el cansancio también los ‘golpean’ luego de que su día inicie a las 08:00 hasta las 12:00 y se reactive a las 16:00 hasta las 19:00.
Esa tarde vestían camisetas de color neón. Unas amarillas, otras verdes, pero todas las portan con orgullo porque es su uniforme y lo que los identifica como los ‘bacanes’ del redondel de la PJ (Policía Judicial).
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