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El Guasmo es una de las zonas donde más se reportan aglomeraciones.Amelia Andrade

Guasmo y Portete, los más ‘malcriaditos’

Estos sectores de Guayaquil reportan más denuncias por realizar reuniones. La sanción por hacer fiestas en casas se aplicará por la vía predial

Sábado, 18:00. Parece una competencia de altavoces. “De diez vecinos, cinco sacan sus parlantes como para ver cuál suena más fuerte. Eso termina en borrachera”, lamenta Victoria Ramos, moradora de la calle 29, en el sector Portete, suburbio de Guayaquil. Ella ha perdido la fe. Ya no sabe cuántas veces ha visto la misma escena: policías fotografiando las casas de los fiesteros, llamándoles la atención, pero ellos no les ‘paran bola’. O al menos fingen hacerlo hasta que los agentes se marchan.

La vecina, que asegura que esto se repite cada fin de semana en la zona, donde se han registrado más de 20 muertos por COVID-19, espera que la ordenanza que emitirá el Municipio haga que quienes organizan farras en casas sin las medidas de seguridad, escarmienten.

El anuncio lo hizo la alcaldesa Cynthia Viteri el pasado lunes 3 de agosto: quedan prohibidas las fiestas en domicilios para evitar los contagios de coronavirus. Esto, debido al alza de los reportes que recibe el ECU-911 por bebedores, aglomeraciones y festejos en viviendas.

Del 12 de marzo el 31 de julio, en el Puerto Principal se han reportado 1.284 quejas por fiestas en casas. Es justamente Portete la zona que ocupa el cuarto lugar en la lista de sectores con más reclamos. En primer lugar está el barrio Garay, con 156 denuncias.

No obstante, a pesar de las quejas, antes no se sancionaba a quienes organizaban reuniones en sus domicilios, explica Xavier Narváez, director del Departamento de Justicia y Vigilancia del cabildo. “Lo que se sancionaba era el alquiler de casas para eventos, pero por el uso del suelo o por ruido. Se sancionaba y se cobraba sobre el predio urbano. Se abre un expediente y existe un trámite”.

Narváez indica que mediante la vía predial también se hará el cobro a los fiesteros de ahora en adelante, valor que es de un sueldo básico unificado, correspondiente a 400 dólares. La policía será la encargada de proceder y notificar al Municipio, además de los controles que efectúa el personal de esta entidad.

El sector de Portete también aparece en el puesto número 2 de las zonas donde hay más ‘chupadores’. En el mismo periodo, se han registrado 16.663 denuncias por personas bebiendo en la vía pública en horarios no permitidos. En primer lugar está el Guasmo (sur de la ciudad), con 1.839 reportes.

Desde la semana pasada, el Municipio de Guayaquil realiza operativos en diferentes sectores.Cortesía

Eitel Ibarra lo sabe perfectamente. No solo ha recubierto las rejas de su tienda con plástico, sino que se niega a vender bebidas alcohólicas. Su negocio está ubicado en una esquina de la avenida Abdón Calderón, en el Guasmo, y desde ahí ve pasar, sobre todo los sábados, a personas con botellas de trago en la mano o en estado de embriaguez.

Coincide con Victoria y dice que la policía sí hace rondas, pero los borrachos se ‘guardan’ unos minutos y luego vuelven a salir cuando se han retirado los uniformados. Denuncia, además, que hay un grupo de personas que, con el pretexto de realizar cultos religiosos, se quedan bebiendo hasta el amanecer.

“Esperemos que con la ordenanza que están por publicar, la situación mejore. La gente piensa que ya esto se ha acabado y nos ponen en peligro a todos”, se queja.

Actividades para la comunidad

Durante un operativo realizado la noche del pasado viernes, Narváez informó que han destinado 50 vehículos municipales para recorrer las zonas más conflictivas. “Habrá 200 funcionarios distribuidos en 14 sectores de la ciudad. Varias licorerías han sido clausuradas. El no uso de la mascarilla también está siendo sancionado. Esto, más que una sanción, representa prevenir los contagios para poder salir más rápido de esta situación en la que nos encontramos”, añadió.

No obstante, para Luis Gómez, presidente de la Confederación Nacional de Barrios del Ecuador, las medidas coercitivas o sancionatorias no van a prevenir que la ciudadanía continúe organizando fiestas y, en muchos casos, poniendo en riesgo de contagio a la comunidad.

Considera que esta desobediencia deviene de un mal mayor que arrastra Guayaquil y está basada en su falta de organización. “No se ha buscado darle a la comunidad el rol que le corresponde para que asuma responsabilidades”, opina.

Analiza que difícilmente a punta de sanciones se van a acabar las aglomeraciones que, está seguro, se dan como una salida que tienen los ciudadanos para olvidarse de la crisis laboral y económica que está empezando, a consecuencia de la pandemia.

“Las autoridades deben fomentar actividades que involucren a la comunidad, que encuentren espacios de desarrollo económico. Por ejemplo, hacer huertos. Algo en lo que involucren productivamente su tiempo”, aconseja.

Añade que hay que aplicar un tipo de campaña social como la que se desarrolló en Medellín (Colombia) para obtener su cambio social, de pasar de ser una tierra dominada por el narcotráfico a una de las ciudades representativas urbanísticamente hablando en Latinoamérica. “Y la misma situación está pasando en Guayaquil con la droga, que esta desorganización ya no solo ha tocado a la juventud, sino también a la niñez y a la adolescencia”.

Libertad, pero con responsabilidad

El sociólogo Homero Ramírez explica que, tras cinco meses de aislamiento y distanciamiento, el guayaquileño se ha olvidado del miedo, ha aprendido a vivir con él, por eso con el pasar de los días empieza a volcarse a las mismas actividades que realizaba cuando no estaba el virus.

“No va a funcionar eso (las sanciones), si no van acompañadas de un convencimiento a la consciencia de las personas. Es decir, más que tomar medidas coercitivas, se debe buscar que en la libertad escoja la opción de cuidarse tanto individual como colectivamente”, señala.

Por su parte, Víctor Aráus, jefe de la Policía de la Zona 8, dice que ellos continuarán acercándose a las zonas conflictivas para exhortar a que no se realicen este tipo de reuniones. “En el 95 por ciento de los casos, las personas entienden. Ahora que hay una sanción pecuniaria, eso sí les asusta, porque al nosotros hacerles un parte, las comisarías municipales multan”, explica.

Cifras de fiestas y libadores por zonas en Guayaquil.Teddy Cabrera