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¿Y si no gana tu candidato?: Guía emocional para sobrevivir a los resultados
Perder una elección también es parte del juego. Esta guía te acompaña a transitarlo.
Este domingo 13 de abril, Ecuador elige a su próximo presidente o presidenta. Como en cada jornada electoral, se cruzan esperanzas, temores, expectativas y mucho nervio. Cada voto refleja una visión de país, una apuesta por un futuro posible. Pero también sabemos que, al final del día, solo una opción será la ganadora. Y eso, inevitablemente, deja a una parte del país con el corazón apretado. ¿Qué hacer si esa parte te incluye a ti?
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Perder también es parte del juego democrático. ¿Qué hacer con esa mezcla de frustración, impotencia o tristeza? ¿Cómo seguir participando cuando parece que “ganaron los otros”? Esta guía emocional te acompaña en ese momento, para que la política no te desborde, y para recordarte que tu rol ciudadano no termina con un resultado electoral.

Claves para no desconectarte ni rendirte:
- Lo que sientes es válido (y necesario): no lo niegues ni lo escondas: primero, valida lo que estás sintiendo. Es completamente normal experimentar tristeza, enojo o miedo cuando el proyecto político que apoyas no obtiene el respaldo mayoritario. No minimices tus emociones ni permitas que otros lo hagan. Reconocer lo que sientes es el primer paso para procesarlo.
- Evita caer en la narrativa del “todo está perdido”: aunque la decepción puede hacerte sentir que todo está perdido, recuerda que los escenarios políticos son cambiantes. La historia está llena de ciclos, alternancias y nuevos liderazgos. La democracia implica aceptar que, a veces, las mayorías piensan diferente. No es el final de nada, sino parte del juego democrático.
- Dale un respiro a tu mente: el bombardeo de opiniones, memes y noticias tras los comicios puede ser abrumador. Si sientes que la sobreexposición te afecta, está bien tomar distancia. Apaga las redes, respira, sal a caminar, conversa con personas que te hagan sentir bien. Darte una pausa no significa indiferencia, sino autocuidado.
- Tu poder no termina en las urnas: perder una elección no significa que dejes de tener voz. Existen muchas formas de participación ciudadana: organizarse, exigir rendición de cuentas, colaborar en causas locales o simplemente estar informado. El compromiso político se ejerce todos los días, no solo durante las campañas.
- No dejes que la política rompa tus vínculos: aunque cueste, intentar dialogar con quienes piensan distinto fortalece la convivencia democrática. No se trata de renunciar a tus ideales, sino de construir desde la diferencia. Recordar que, más allá de las ideologías, compartimos un país y el deseo común de que las cosas mejoren.
- La democracia no se trata solo de ganar: una democracia sana no es aquella donde siempre gana “tu lado”, sino aquella donde las reglas se respetan, donde las voces se escuchan y donde las diferencias no son motivo de violencia. Si el resultado no te favorece, pero fue producto de una elección libre y transparente, también es una victoria democrática. Aceptar los resultados no implica resignación, sino madurez política.
La vida política no es una carrera de una sola vuelta. Es un proceso largo, imperfecto y lleno de idas y vueltas. Que esta vez no haya ganado tu candidato no significa que hayas perdido tú, ni que tus ideas no importen. Al contrario: es en los momentos difíciles donde se forjan los compromisos más profundos. Respira, siente, conversa, escucha, vuelve a organizarte. Hay un mañana después de las elecciones.
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