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Cuando el whisky reemplaza al 'quaker' en las peluquerías de Guayaquil
Agobiados por la pandemia, peluquerías y salones de belleza buscan la vuelta de los clientes. Wiskhy y 'harta' bioseguridad entre sus estrategias
Una de las actividades bastante golpeadas por la pandemia, es la de las peluquerías, esos locales que tradicionalmente ofrecían un vaso de avena caliente o helada a sus numerosos clientes mientras estos esperaban su turno para 'peluquearse'.
Hoy son los clientes son los que se hacen esperar. El temor al contagio del coronavirus hace que mucha gente piense dos veces antes de acudir a barberías y gabinetes de belleza, muchos de los cuales, especialmente en las barriadas, son espacios reducidos que, además, no adoptan o adoptan a medias medida de bioseguridad, como el uso de alcohol y mascarillas.
En esta actividad, la muletilla de que "por uno pagan todos" cae al dedillo: la misma falta de clientes afecta a quienes cumplen con aforos y uso de desinfectantes, que a quienes laboran como si nada estuviera ocurriendo.
Y como si la reticencia de los usuarios a volver a llenar las peluquerías fuera poco, el estado de excepción obligó en el último mes a encerrarse a la gente, para tratar de frenar el aumento de muertes y contagios por la Covid-19. Esa disposición "afectó más nuestros negocios, ya que mucha gente acude al salón de belleza precisamente en las noches y los fines de semana", señaló Mary Games, propietaria de Fashion Styles, un gabinete ubicado en la ciudadela Montebello, en el noroeste de Guayaquil.
Un mes muy crítico
Si bien el obligado encierro de la población a partir de las 20:00 y los fines de semana completos, terminaron el jueves 20 de mayo, lo más probable es que, hasta que no desaparezca la pandemia, se decreten nuevos toques de queda con las consecuentes pérdidas para todas las actividades económicas.
Ante este panorama de incertidumbre, muchos salones de belleza se vienen preparando para no tener que, en un momento determinado apagar la luz y cerrar sus puertas definitivamente.
"Sobre todo en el último mes (con estado de excepción y toque de queda) hemos tenido que adoptar ciertas estrategias para animar a que los clientes nos visiten nuevamente", cuenta Juan Sebastián Duque, propietario de "Barbería Sportman, ubicada en la ciudadela La Garzota, y que en 2020, vio disminuir su clientela hasta en un 75 %.
Protocolos sanitarios ante todo
Aparte de los protocolos de bioseguridad y el periódico chequeo de sus empleados con pruebas Covid-19, el establecimiento de Duque está atrayendo nuevamente a sus clientes con un buen trago mientras se cortan el pelo o afeitan la barba. No. no es el vaso de colada que tradicionalmente ofrecían las peluquerías y barberías guayaquileñas de barrio. Es un shot de whisky o de otra bebida alcohólica.
"Lo adoptamos desde diciembre pasado. Hicimos una especie de campaña invitando a las personas a que nos visitaran, y por un corte de cabello obsequiamos una cerveza o un trago de vodka o de whisky... el whisky más rico que hay ahorita en el mercado", precisa el emprendedor de origen colombiano.
Sin embargo, él cree que no es este plus el que está haciendo que la gente regrese a su local, sino "las rigurosas medidas de bioseguridad" que han adoptado y que incluye uniformes y las láminas o visores de protección facial para el personal.
Volviendo a Montebello, allí hay cuatro salones de belleza en su vía principal y aunque son locales pequeños, también se esmeran por atraer nuevamente al público.
Atención por citas
El local de Mary Games, por ejemplo, renueva cada cierto tiempo su decoración y mobiliario para hacer más agradable y acogedor para los visitantes, que en su mayoría son mujeres.
La dueña, eso sí, asegura que es muy responsable en cuanto a las medidas sanitarias y al aforo permitido, algo que lo ha logrado pidiendo a sus clientas que separen turno, una medida que adoptan hoy muchos locales de su tipo.
El dos por uno
A 300 metros de allí está el Gabinete de Belleza Mayra, que luce un banner en su frente, y en el que destacan su gran 'anzuelo' publicitario: el 2 x 1 en todos los servicios. Es decir, por el precio de un corte de pelo, tinturado o decolorización, dos personas pueden recibir el mismo tratamiento.
Estas promociones son para ciertas horas, y días. El dos por uno, por ejemplo, lo ofrecen de lunes a jueves desde que rige el toque de queda los fines de semana en los que el viernes pasó a ser el día de mayor afluencia de público.
"Además, aquí no damos whisky pero damos wi fi", dice con una carcajada Mercedes Góngora, manicurista y empleada del local, quien dijo no conocer si van a mantener la promoción del 2 por 1 una vez que se pueda atender los fines de semana.
El trabajo a domicilio salvó a muchos
Gisela Cano, una joven manabita radicada en Guayaquil, es otra estilista que vio tocar fondo su negocio a inicios de 2020. Sin embargo, una vez que en mayo de ese año, el COE Nacional y el cantonal autorizaron la reapertura de estos locales, ella, como otros de sus colegas, ya había atendido a unas pocas clientas a domicilio, algo que, con el pasar de los últimos meses, se ha hecho costumbre "salvadora" en esta como en otras actividades comerciales.
"En el 2020 la mayoría de peluqueros y manicuristas optó por trabajar fuera de su local en los peores meses de la pandemia, incluso muchas peluquerías que cerraron sus puertas hoy trabajan a domicilio", acota.
Cano, quien tiene su local en Urdesa Central, hoy atiende allí pero sigue visitando a unas cuantas clientes que se lo piden.
"En mi local atiendo con todas las medidas de bioseguridad, desde la alfombra con cloro en la puerta, y solo a clientes conocidos o que me recomiendan", precisa esta estilista que para agradar a sus visitantes siempre les tiene lista una humeante taza de café con galletitas.
Por lo pronto, el fuerte de todos estos negocios es el llamado cliente fiel o "cliente duro", ese que los visita siempre sin importar los riesgos que puedan existir.
Patricia García, una ejecutiva de 25 años es una de ellos. Ella afirma que nunca dejó de asistir a ellas ni en los tiempos más críticos de la pandemia. Admite que el querer lucir bien y el glamour son parte de la vanidad natural de las mujeres.
Agrega que solo dejaría de acudir al gabinete si no observa garantías de bioseguridad que la protejan del "monstruo" del coronavirus.
Piden ser vacunados
Así como hay clientes que temen contagiarse del virus en las peluquerías, en estos locales, sus estilistas también temen enfermarse con el mal. Por ello creen que deben ser considerados como prioritarios para la vacunación.
"Somos como el odontólogo o el oculista, tenemos que trabajar cerca del cliente, tocarle la cara, el pelo... estamos expuestos todo el tiempo Señala Góngora.
Sin embargo, afirman que hasta ahora nadie en el Gobierno los ha llamado para la vacunación. Es más, en el local de Duque, no tienen esperanzas de ser vacunados en el país, ya que el cien por ciento de sus empleados son extranjeros.
"Somos artesanos calificado y estamos inscritos en la Junta provincial y Junta Nacional del Artesano, pero no hemos recibido ninguna ayuda (en los meses críticos) ni llamado a la vacunación por parte de ninguna autoridad", afirma.