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Entre el fuego y el miedo: La nueva realidad de los transportistas de Guayaquil
De 6.000 choferes pasaron a 3.500, según censo de 2022. Varios han dejado el oficio y se dedican a la venta informal. De $ 15 a 35 ganan por 16 horas de 'camello'
Una semana sin circular por el sector de la Balerio Estacio (parte de su recorrido diario) fue una de las tácticas que una cooperativa de buses empleó para evitar ser víctima de los ‘vacunadores’, pero no funcionó.
El jefe operativo revela que les dieron hasta el pasado 28 de julio para pagar la ‘inscripción’, una ‘gamba’ por 18 colectivos, es decir, $ 1.800. Antes de que se cumpliera el plazo, trabajadores de la línea de bus denunciaron el delito a las autoridades. “Al inicio nos atendieron, pero con el tiempo, la Policía ya ni nos respondía”, cuenta José.
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Llegó el temido 28 de julio y por no pagar les dañaron los vidrios de las unidades y golpearon a dos choferes; no les quedó de otra que cancelar. El ‘acuerdo’ fue pagar los 14 de cada mes, dos ‘latas’ diarias por cada bus, sería un total de 1.008 dólares.
“Hay incluso líneas de buses que pagan dos ‘vacunas’ en diferentes lugares. No se puede vivir así”, expresa con indignación José.
- INCENDIOS Y GOLPES
Las retaliaciones por negarse a pagar las extorsiones han terminado con buses quemados, como el hecho que se dio el pasado 26 de septiembre, cerca de las 05:00, en el bloque 1 de Bastión Popular. Ocho antisociales les robaron a los pasajeros de la línea 120 y los bajaron del transporte para incinerarlo.
“Fue muy angustiante, pensamos que las llamas se extenderían, que nos quedaríamos sin luz, acá hay cables bajos. Los niños se fueron asustados a las escuelas. No salimos porque ese tipo de gente se da cuenta hasta de quiénes están en las escenas. A los usuarios se los veía temerosos y preocupados, no sabían cómo llegar a sus trabajos. Dicen que es una banda que opera en el bloque 5”, cuenta una residente.
El siniestro le causó una pérdida de 70 ‘lucas’ al dueño del vehículo, quien según una fuente cercana, el automotor no estaría asegurado. Ese dinero es parte de un crédito que debe de cubrir.
A decir de Álex, exdirigente de la transportación urbana, la mayoría de las cooperativas cuentan con un seguro, el cual cubriría un 70 %; asimismo, los dueños contarían con un seguro de vida, los choferes, no.
“Es lamentable lo del incendio, ojalá los compañeros le ayuden, porque uno no sabe si más adelante le toque. Creo que la mitad de las cooperativas de Guayaquil están siendo ‘vacunadas’. ¿Qué se puede hacer? Nada, resignarse y esperar que les llegue el golpe, ellos son más y están armados”, señala el guayaquileño.
- DESPROTEGIDOS
La ‘última rueda del coche’, eso serían los choferes, según Luis Álvarez, presidente de la Asociación de Conductores Profesionales del Guayas, quien considera que ‘camellar’ frente al volante, en la actualidad, es de valientes, pues estos trabajadores tienen que enfrentar los peligros de las bandas y la delincuencia común.
“No tenemos seguro de vida, seguro social, ni ganamos el salario básico. Para que un conductor gane de $ 15 a 35 debe de hacer doble jornada, 16 horas. Y si ese día robaron, no coges nada”, dice Álvarez, quien asevera que hay un déficit en conductores.
De 2022 al 2023 del 100 % se han retirado un 30 %, manifiesta el representante de los choferes y los que han abandonado el oficio se han dedicado al comercio informal.
“En transportación urbana hay 6.000 conductores, según el censo de 2022, actualmente hay alrededor de 3.500 a 4.000 trabajadores. Los que se retiraron se fueron con la mentalidad de que sus vidas no valen 15 ni 35 dólares. Prefieren morir de hambre que en un hecho violento. En estos últimos dos años, 16 compañeros han muerto”, finaliza Álvarez.
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