Fortunas colosales, miedos colosales. Muchos millonarios tienen gustos excéntricos y ostentosos, algo comprensible dado su estilo de vida. Sin embargo, la idea de construir búnkeres tan lujosos como sus propias mansiones para estar preparados ante un posible fin del mundo resulta, cuanto menos, llamativa.

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La pandemia de Covid-19 desató un temor global que ha llevado a muchos de estos ‘billeteados’ a tomar medidas extremas ante posibles catástrofes climáticas o apocalípticas.

“Hemos visto un mayor enfoque en el entretenimiento. Si vamos a ser capaces de sobrevivir bajo tierra, queremos divertirnos”, comenta Al Corbi, fundador de SAFE, una empresa gringa especializada en la construcción de estos búnkeres.

Según Corbi, ya no se trata de simples refugios subterráneos; los adinerados exigen verdaderas fortalezas con tecnología de punta y sistemas de defensa impenetrables.

Entre las características más solicitadas están puertas a prueba de explosiones, ventanas irrompibles, sistemas de acceso biométricos y cañones de agua capaces de derribar helicópteros o drones, todo rodeado de fosos como los utilizados en los castillos medievales. Y, por supuesto, el lujo que caracteriza sus mansiones también está presente en estos refugios.

El auge de estos proyectos comenzó cuando figuras como Mark Zuckerberg anunciaron públicamente la construcción de un búnker en su mansión de Hawái, seguido por Bill Gates, quien posee refugios de lujo en todas sus propiedades.

La Comisión Europea para combatir el cambio climático, revela que el calentamiento global afecta a todas las regiones del planeta. Los casquetes polares se derriten, el nivel del mar sube y los fenómenos meteorológicos extremos son cada vez más frecuentes.

“En algunas regiones, los fenómenos meteorológicos extremos y las inundaciones son cada vez más frecuentes, mientras que en otras se registran olas de calor y sequías. Hemos de actuar por el clima ahora o estos efectos no harán sino intensificarse”, alerta el organismo.

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Así, al igual que la pandemia irrumpió de manera inesperada, cualquier otro desastre podría hacer que un búnker se convierta en el último refugio para muchos.

Además de pandemias y desastres climáticos, según la inteligencia artificial ChatGPT, los escenarios apocalípticos más realistas incluyen una guerra nuclear, el impacto de un asteroide, el colapso de la biodiversidad, una inteligencia artificial fuera de control, desastres biotecnológicos, fallos globales en la red eléctrica, ciberataques masivos o la erupción de un supervolcán.

Ante estos miedos colosales, los más acaudalados han decidido invertir en búnkeres que no solo aseguren su supervivencia, sino que mantengan su estilo de vida, equipados con material hospitalario, alimentos suficientes y recursos que les permitan vivir cómodamente incluso en medio de una catástrofe.

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