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Femicidios en Ecuador durante el 2022: Niños testigos de la violencia machista
Al menos nueve menores de edad presenciaron el asesinato de sus madres en primera fila.
El primer femicidio del 2022 fue el de María Caicedo Malava, de 36 años. El hecho violento se suscitó a las 22:00 de este domingo 2 de enero. El sospechoso, su pareja y padre de sus hijos, habría matado a su pareja en presencia de vástagos de otros familiares que se encontraban en la vivienda.
Desde el 1 de enero al 13 de marzo de 2022, el Consejo de la Judicatura contó 40 muertes violentas de mujeres; de estos casos, 21 son femicidios, es decir, asesinadas por condición de su género. A estos se suma uno más reportados por EXTRA, hasta el 15 de marzo. Son, en total 22 femicidios en lo que va del año en el país.
De todos estos casos, publicados por EXTRA, al menos 9 menores de edad habrían presenciado el asesinato de sus madres por violencia machista.
Los ecuatorianos se quejan de la violencia e inseguridad que viven en las calles del país. Las cifras oficiales de la Policía Nacional denotan que los fallecidos por hechos violentos son 759 hasta el amanecer del 15 de marzo. Por lo que se resaltan los 336 crímenes más que en el 2021.
Pero, ¿qué hay de la violencia de género? En lo que va del 2022, se han multiplicado los números en referencia a esta misma fecha del 2021. Al 17 de marzo del 2021, los femicidios llegaron a 14. Esta cifra alarma a la Alianza para el Registro y Mapeo de Femicidios del Ecuador debido a que el 2021 se consideró como el año más violento para las mujeres y niñas del Ecuador con 122 reportes de crímenes por violencia de género.
Más de diez de las víctimas eran madres de familia, como en el caso de Katherine Flores Cambindo, mamá de tres menores y cuya muerte levanta sospechas debido a los antecedentes de violencia en su relación marital.
Esta mujer, supuestamente, fue hallada por su esposo luego de que se habría colgado del techo de la vivienda de su suegra con una sábana blanca. Sus familiares que vivían cerca habían escuchado gritos y discusiones durante la tarde del 3 de enero y pensaron que era solo “una pelea más”.
Otro nombre también parte de la cifra es Eugenia Arteaga. Ella había salido a pasear a su mascota Castellano, de ocho años, a las 10:00 del jueves 22 de enero en el bosque Carretas, norte de Quito. Su hijo, al percatarse que no regresaba luego de la caminata, salió a buscar por el sendero que solía recorrer y a medio tramo halló a su perro atado a un árbol y más allá el cuerpo de su madre maniatado y con signos de violencia.
En la parroquia Caranqui de Ibarra se registró un femicidio más y posterior suicido en un núcleo familiar el 24 de enero. Esta escena fue hallada cuando la hija de la dueña de la casa que alquilaba la pareja, junto a sus tres hijos, notó la luz encendida durante todo un día. Al acercarse junto a la Policía, notaron los cuerpos del padre y la madre. Según las primeras indagaciones, el hombre habría asesinado a su esposa y luego se ‘pegó’ un tiro.
A Gabriela Guayguacundo, de 25 años, la asesinaron ahorcándola con una bufanda de lana entre las primeras horas del miércoles 2 de febrero. El cuerpo de ella fue abandonado en un terreno baldío del barrio Colinas del Valle en San Juan de Calderón, norte de la capital. Su cara estaba ensangrentada. El sospechoso es su expareja.
Tres hechos más, investigados como femicidios, sucedieron en Manabí entre la noche del sábado 19 de febrero y la madrugada del domingo 20. Uno de los casos fue reportado en el recinto El Malo del cantón Paján. Allí, los dos hijos de la fallecida presenciaron la agresión mortal contra su madre Jacinta Morales, de 47 años. El supuesto culpable sería el padrastro de los menores, Danilo García, de 62.
Mientras que, a 30 kilómetros, en el sector Los Palmares del cantón 24 de mayo, María Eugenia Pilligua fue asesinada por su pareja con un arma blanca. Y 160 kilómetros más allá, los cuerpos de María Barre Gilces y Carlos Andrade Barre, su pareja, fueron hallados sin vida luego de que este último macheteara a su pareja. En los primeros dos casos, los supuestos atacantes, convivientes de las víctimas, se causaron heridas con pistolas luego de cometido el delito. En cambo, el último, Andrade Barre, se colgó en una quinta cercana a donde habría huido posterior a la agresión.
En la noche del domingo 27 de febrero, en el recinto Candilejo del cantón Baba, la historia se repitió con Pablo Muñoz García y Virginia Peralta Franco, quienes habían sido una familia por más de 15 años. Él le disparó a su esposa y luego se suicidó con la misma arma. El hombre había ingerido alcohol horas atrás y esto habría provocado su comportamiento violento, según declaraciones de sus hijos de 15 y 11 años que presenciaron el doble hecho violento.
Al sur del país, en Loja, la tarde del 1 de marzo, Manuel Martínez disparó a su pareja sentimental, María Fernanda Arévalo en la casa de los padres de él, ubicada en el barrio Las Peñas en la ciudad de Loja. Martínez la habría encerrado a María en un cuarto al momento en el que le disparó. Ella era madre de una adolescente de 15 años de un matrimonio previo.
El mismo día de la mujer, otro femicidio fue cometido. En la comuna La Compañía, en la ciudad de Otavalo, encontraron el cuerpo de Miriam Achina, de 27 años y madre de dos niños, sin vida y golpeada brutalmente. Ella residía en Colombia y había venido unos días a su ciudad natal.
El 5 de marzo una niña rogaba por ver a sus padres; sin embargo, ella no volvería a verlos porque su padre había golpeado en la cabeza a su ‘mamita’ con un martillo y luego él se colgó de un árbol a unos metros de la casa donde el femicidio fue llevado a cabo. La niña presenció el momento en el que su madre fue asesinada.
Tres niños más, hijos de otra víctima de la violencia de género, fueron los testigos del ataque en el que pereció su madre Gladys Chamikiar la mañana del lunes 7 de marzo en un barrio del cantón Gualaquiza, cantón de la provincia de Morona Santiago. La mayor de los menores explicó que su padre llegó ebrio a su casa a discutir con Gladys y luego apuñalarla para huir minutos después.
Con este son cuatro los femicidios en los que los hijos fueron espectadores de los crímenes en los que sus progenitoras perdieron la vida. Es decir, ocho niños de diferentes ciudades y regiones estuvieron en el momento de muerte de sus madres.
En Quevedo y Quito fueron los últimos femicidios reportados. El primero, habría sido llevado a cabo cerca de las 12:00 del domingo 14 de marzo en una casa del sector Gustavo Campi en la ciudad de la provincia fluminense.
Allí, Araceli Pinargote y José Vélez estaban sin vida en la cama que habían compartido por 11 años. Acorde a la necropsia realizada, el hombre la habría estrangulado y luego él ingirió matamalezas, suicidándose.
En Quito, el cuerpo de una mujer amaneció el 15 de marzo al fondo de un barranco del sector rural de Tanda, al nororiente de la capital. Un morador que pasaba por la zona habría observado una camioneta desconocida dejar algo cerca del lugar. El vecino, minutos después, se acercó y avisó a la Policía que allí había un cuerpo femenino con heridas de arma blanca en los hombros y el pecho.