“Atento, Tabacundo, hoy fue mi hija, mañana puede ser una las suyas”, fue el grito de Blanca Ponce, madre de Anahí Aules, joven asesinada en las afueras de esta ciudad del cantón Pedro Moncayo. Aquella frase desgarró el silencio de la calle Sucre, por donde trasladaban el féretro de la chica, de 21 años, con dirección a la funeraria para velarla.

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Su cuerpo fue llevado desde la morgue de Quito, a donde fue conducido tras su hallazgo en un bosque de las afueras de Tabacundo. Con las pericias se determinó que Anahí fue estrangulada con un cordón, luego fue quemada y abandonada en medio de la vegetación.

“Mi hija no merecía esto. Espero que no permitan que otra joven, como mi niña, pase por lo mismo. A ella la botaron como si fuera un animal”, lamentó Blanca afuera de la sala de velación.

Frente a la mujer se congregaron familiares y amigos de Anahí, quien había estudiado un curso para ser auxiliar de enfermería en un instituto de Cayambe. Además, era una reconocida danzante de música folclórica y con su grupo hacía diversas presentaciones dentro y fuera del cantón.

Sus compañeras acudieron al velorio para rendirle un homenaje como a ella le habría gustado: danzando. “Lo haremos con todo el corazón, como siempre decía ella”, exclamó una de sus amigas, cerca del féretro blanco de Anahí.

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Luego de estas palabras, las integrantes el grupo se ubicaron delante del ataúd y empezaron a bailar con sus trajes típicos. Al tiempo, Blanca exigía justicia para determinar si el detenido, identificado como Jefferson González, es culpable o no.

La indagación​

“No puedo dar mayores detalles de este señor porque me dijeron que el proceso ahora es reservado”, adelantó la madre de la víctima, quien fue vista por última vez con él.

La Policía indicó que Jefferson fue pareja de Anahí y se encontraron en el parque de Tabacundo el pasado 12 de mayo, fecha en la que ella desapareció.

Según Galo Muñoz, jefe de la Dinased de Quito, las sospechas sobre Jefferson aumentaron luego de que declaró que, supuestamente, él la mató. Ahora se espera que se haga una audiencia de reformulación de cargos en el transcurso de los 90 días de las investigaciones iniciales, pues ahora es considerado un femicidio.

Quería ser doctora​

Édison Aules, hermano de la víctima, recordó cómo Anahí deseaba con todo su ser estudiar la carrera de Medicina. “Tuvo que salirse del curso de enfermería por cuestiones económicas, pero íbamos a ayudarla”, manifestó.

La joven era la menor de cinco hermanos y Édison la rememoró como una persona bastante amable y graciosa. Ambos se hacían bromas y jugueteaban con sus mascotas: ella tenía una coneja y su hermano, dos gatos.

Los seres queridos de la joven deberán esperar las primeras diligencias para saber si su clamor de justicia tendrá cabida entre las autoridades.

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