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Los hermanos Fernández tienen su base de trabajo dentro de un taller, para evitar la presencia de extraños.Juan Faustos / EXTRA

Los de la 6 de Marzo engendran sus monstruos de papel 'en voz baja'

Los artesanos de tradicional calle tratan de evitar las aglomeraciones. La fabricación se redujo a la mitad por la COVID-19 y el alto costo del papel

La calle 6 de Marzo, desde Manabí hasta Venezuela, tiene la apariencia de que allí no pasa nada. Que la pandemia de COVID-19 ‘noqueó’, por primer vez en seis décadas, la tradicional confección y comercialización de monigotes

En esta vía, que conecta el centro con el sur de Guayaquil, apenas se escucha el ruido de los vehículos y son contados con los dedos de las manos los muñecos que se exhiben en las veredas, al igual que los posibles clientes.

Pero la realidad es otra. La mayoría de los artesanos resolvió ‘camellar a full’ casa adentro, para evitar posibles contagios y demostrar que el popular evento puede efectuarse sin relajo.

Desde las rejas metálicas de un taller ubicado entre las calles Gómez Rendón y Maldonado se observa a una decena de personas concentradas en los moldes, pintando muñecos o cortando papel.

Un 'camello' en familia

En ese espacio laboran los hermanos Pablo, Reinaldo, Jacinto, Manuel, Luis, Moisés y Félix Fernández Vanegas. En diciembre se integran a la actividad otros 10 parientes, entre hijos, nietos y sobrinos. Desde ese momento no hay espacio para nadie más, como medida de bioseguridad.

“Son treinta años que nuestra jornada comienza en febrero. Pero por el virus, la retomamos hace unos cinco meses”, comentó Pablo, que con 66 años es el mayor de los Fernández, quienes abandonaron el oficio de mecánicos para dedicarse de lleno a los años viejos.

Pablo señala que Ignacio, otro hermano, en algún momento ayudó en la venta, pero se desvinculó luego de que obtuvo un título profesional.

Una producción cauta

Otro artesano que trabaja en voz baja es Luis Morales, quien durante 15 años se ha dedicado a dar el acabado a los muñecos. En el taller que abrió en el 2019 en la intersección con Calicuchima alterna sus servicios de aerografía con la elaboración de monigotes.

Con la colaboración de dos empleados, hasta antes de la pandemia tenía previsto confeccionar cerca de 150 figuras, pero prevé terminar unas 80.

Luis señaló que la elevación del costo del papel (de 10 a 40 dólares) lo obliga este año a bajar la producción de muñecos. Hasta el 2019 hacía unos 20.000.

Luis Morales le da los últimos toques a un Deadpool que exhibirá en la intersección con Calicuchima.Juan Faustos / EXTRA

El portal de un comedor situado en la intersección con Francisco de Marcos es uno de los pocos puntos donde, por el momento, se comercializan años viejos.

A TODO PRECIO

El espacio lo atiende Pamela Pazmiño, quien asegura que ha logrado negociar 10 de los 60 muñecos disponibles, que oscilan entre los 20 y 40 dólares. “La gente no ‘regateaba’ porque había el rumor de que iban a suspender la venta. Ahora sí piden rebaja”, manifestó.

Los artesanos aseguran que están dispuestos a colocar cintas y otro tipo de señalización en los puntos de exhibición, como medida de orden y seguridad.