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Los fines de semana suelen acudir familias a refrescarse en el río Blanco.Luis Cheme

Esmeraldas: En Telembí, un baño puede ser mortal

Un sitio de Quinindé al que acuden bañistas, por considerarlo como un balneario, representa un riesgo, porque en el río se forman remolinos

El paisaje cautiva. El imponente río Blanco hace reverdecer la tierra junto a sus orillas y en una zona donde se forma una playa de arena, dándole un toque de balneario campestre, atrae para darse un ‘cuche’.

No obstante, este tramo del afluente conocido como Telembí y que metros más adelante se convierte en el río Esmeraldas, esconde historias de dolor. Desde hace tiempo es considerado como sitio peligroso para bañistas. En las últimas cinco décadas, unas 25 personas de las decenas que llegaron a darse chapuzones han muerto.

Un letrero rojo con letras blancas colocado sobre una columna de concreto advierte sobre la causa por la cual la ‘huesuda’ ha estado presente en la zona: los remolinos.

Orlando Galarza tiene 48 años y creció escuchando historias de ahogamientos en Telembí. Pero ni esos relatos ni la advertencia de los giros de agua impidieron que él y su familia acudieran el pasado viernes 26 de agosto de 2022  a bañarse en el lugar.

“Si usted se baña en la orilla, no pasa nada, el problema es cuando la gente se sale a medio río, allí están los remolinos, no se ven, pero por debajo la corriente es fuerte”, cuenta el visitante mientras observa atento a sus dos hijos y esposa que se refrescan en el río Blanco.

Un letrero anuncia a los bañistas sobre la formación de remolinos.Luis Cheme

CHOQUE DE CORRIENTES

Según han expuesto, en esta zona de Telembí, en el río, hay una bifurcación de la corriente a causa de una pequeña isla de piedras que se forma en la mitad del afluente.

Una de esas dos corrientes que se forman choca contra una gran peña (roca) que aparece en frente y forma los remolinos y hace, incluso, que en el agua vaya a contracorriente. Por encima parece que el agua fluye con tranquilidad, pero por debajo arremete con fuerza.

El mayor Modesto Palomino, subinspector del Cuerpo de Bomberos de Quinindé, quien tiene más de dos décadas en servicio, compara el lugar como un bolsillo. La corriente entra, por un lado, con fuerza y al chocar con la roca regresa por el otro lado, como en forma giratoria.

Mayor Modesto Palomino, subinspector del Cuerpo de Bomberos de Quinindé.Luis Cheme

“La corriente arrastra a los bañistas a medida que se alejan de la orilla y cuando ya se dan cuenta de que se los está llevando, es muy tarde. Así han ocurrido muchos ahogamientos en esa zona”, explica.

“La corriente hace que eso funcione como una prensa. Es decir, te llevó un remolino y quedaste preso allí, te ahogaste... No hay ningún pez grande y malo como se ha dicho a través del tiempo”, menciona Palomino.

En más de una ocasión, refiere el bombero, buzos de las Fuerzas Armadas se han sumergido para descifrar las características geográficas de la zona. La última vez fue en 2016, después del terremoto del 16 de abril de ese año en Pedernales, Manabí, y constataron que hay una profundidad aproximada de seis metros, en verano, y que debajo de la roca donde choca la corriente existe una especie de cueva, que es donde, generalmente, quedan atrapados los cuerpos.

Hace unos cinco años, recuerda Palomino, llegó una expedición de buzos profesionales y aficionados que levantaba información de ríos peligrosos para bañistas y observaron el comportamiento de la corriente y los remolinos que allí se forman.

AHOGADOS

Jorge Víctor Peñafiel Vaque, de 81 años, murió mientras se bañaba en el sitio con sus familiares, el domingo 21 de agosto pasado.

“Por alguna situación él estaba tratando de ir a la parte más honda, pero cuando ya le advirtieron de que no siga avanzando quiso regresar y como ya no tocaba el piso con sus pies empezó a nadar, pero no tuvo fuerzas para salir de los remolinos”, detalla Cristian Zúñiga, jefe de Unidad de Riesgos del GAD Municipal de Quinindé.

Esto ocurrió aproximadamente a las 17:00, y el cuerpo de Peñafiel fue hallado a las 08:00 del siguiente día, algunos kilómetros más abajo, en la zona de Malimpia, enredado en el trasmallo de un pescador.

En 2018, en Telembí, también murió ahogado el venezolano Jhon Hernández Hernández, de 28 años. Él intentaba cruzar el río nadando, según contó Elizabeth Báez, amiga del fallecido.

Los reportes de la época detallan que el ahogamiento ocurrió el sábado y el cadáver fue recuperado a las 10:00 del lunes siguiente. Flotó cerca del sector La Patera, a un kilómetro de distancia de donde se hundió.

Cristian Zúñiga, jefe de Unidad de Riesgos del GAD Municipal de QuinindéLuis Cheme

SEÑALIZACIÓN DE ADVERTENCIA

Tras el deceso del extranjero, la Dirección Municipal de Gestión de Riesgo anunció la señalización en el lugar y vigilancia para prevenir este tipo de tragedias.

Con la tragedia del mes pasado, se volvió a hablar de colocar señalética y advertir sobre lo peligroso que representa el sitio para los bañistas.

Cristian Zúñiga, jefe de Unidad de Riesgos del GAD Municipal de Quinindé, sostuvo que un día después del ahogamiento de Peñafiel se aprobó la implementación de un programa de señalética para advertir la presencia de remolinos e informar sobre los riesgos de muerte al que se exponen los visitantes.

“Estamos siendo prudentes a la hora de socializar, estamos haciendo estudios con instituciones relacionadas. Vamos a colocar información que oriente a las personas para que sepan que ese lugar en algún momento fue considerado un balneario, ahora es una mina de donde se extrae material pétreo. Vamos a colocar fotos de los remolinos e incluso analizamos colocar el número de personas que se han ahogado allí para concienciar aún más a la gente”, asegura Zúñiga.

En paralelo, representantes de la Unidad de Riesgos conversarán con la gente, entregarán volantes y les advertirán sobre los riesgos que se corre al alejarse de la orilla.

Prohibir el acceso de personas al sitio también es una opción, pero se tomará una decisión definitiva después de escuchar también a los y pobladores de zonas cercanas y turistas que con frecuencia acuden al lugar.

El sitio visitado por bañistas es una mina de donde se extrae arena y cascajo.Luis Cheme

ES UNA MINA

El sector de Telembí no consta en el catastro de sitios turísticos del cantón Quinindé, es una mina de arena y cascajo e incluso tiene concesión para la extracción de este material.

“Históricamente, Telembí es conocido como un punto turístico, pero normativamente no lo es”, enfatiza Zúñiga.

Además, no siempre el punto tiene la misma geografía. Este fin de semana puede haber una playita de arena, pero la próxima semana ya no está”, advierte.

Juan Guacha, comerciante, expresó su deseo de seguir yendo a bañarse, pero con mucha precaución.Luis Cheme

Juan Guacha, un asiduo bañista en Telembí, no está de acuerdo con que se prohíba el ingreso de personas, más bien considera que se debe implementar más señalética y contar con salvavidas por lo menos los fines de semana, cuando hay más afluencia de visitantes.

“Toda la vida me he bañado aquí, siempre con los cuidados del caso. No deben cerrar Telembí, sino más bien darles seguridad a los bañistas”, pide Guacha.