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Escopolaminado, asaltado y sin chamba, luego de aceptar un encuentro por Tinder
La víctima se citó con un joven que conoció por esa red social. Luego de beber una cerveza, perdió la voluntad. Le robaron hasta los documentos
La cita que pactó por Tinder terminó en golpes, moretones y rasguños. Un joven fue escopolaminado y asaltado en el norte de Quito el pasado 10 de agosto de 2020, pero su caso se hizo público hoy, siete días más tarde, especialmente por la trabas que tuvo para denunciar el hecho.
Javier fue el nombre que usó uno de los implicados para llegar a la víctima por redes sociales. Después de una breve plática, el afectado accedió a un encuentro. Al lugar acordado, Javier llegó con una mujer a la que presentó como su prima.
Pese a que eso produjo algo de desconfianza en el muchacho, la conversación se fue tornando familiar, así que el afectado bajó la guardia. Tiempo después, y en el vehículo de los sospechosos, llegaron hasta una tienda en la que Javier compró un six pack de cerveza.
Lo drogan
No hubo una botella para la víctima. Sus acompañantes pusieron el contenido de frasco en un vaso y se lo dieron. Desde ese instante no recordó más. Tiempo después y sin ninguna de sus pertenencias, el joven fue abandonado en una calle del sector de El Condado, en el norte de Quito.
Tambaleante y confundido pidió ayuda a un motorizado que estaba en el lugar y su madre acudió a rescatarlo. Después de eso perdió el conocimiento y despertó tiempo después en una clínica. Los médicos le informaron que encontraron escopolamina en su organismo.
Durante el atraco, los sospechosos le quitaron los lentes, la chaqueta, la billetera, el celular, una maleta y documentos de su trabajo. Tras esta pérdida, la víctima fue despedida de su empleo, que es una de las cosas que más lamenta. Esto sin contar la falta de acceso a la justicia, asegura.
Sin denuncia
Aunque el joven a intentado llevar su caso a instancias legales hasta el momento no lo ha logrado, pese a que cuenta con información (como las placas del auto) con la que se podría llegar hasta sus agresores.
Al no tratarse de un hecho flagrante y con detenidos, de esa unidad, lo redireccionaron hacia la Casa de Justicia de Carcelén, en el norte de la ciudad. Allí tampoco pudieron ayudarlo. Esto ha causado tal malestar en la víctima que decidió solucionar la situación por sus propios medios.
Tras recuperarse de los efectos de la droga fue hasta la tienda de ropa en la que supuestamente trabajaba Javier, dentro de un centro comercial del norte de la urbe. Sin embargo, allí le confirmaron que no existía nadie con ese nombre.