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Lo acribillaron cerca del garaje de la iglesia Santa Teresita.JUAN FAUSTOS SANDOVAL

Intentó escapar de sus verdugos pero lo remataron junto a una iglesia

Una víctima de sicariato no tuvo la misma suerte que hace dos semanas, cuando colocaron un explosivo al pie de su casa. Se dedicaba al consumo y expendio de droga

Ni porque trató de protegerse, parándose junto a una iglesia, su verdugo le perdonó la vida. El asesino se acercó y le descargó tres ‘plomazos’ al joven Alberto Carlos Parrales Grefa. Luego huyó.

El asesinato de Chepo, como llamaban familiares y amigos al joven de 26 años, ocurrió a las 12:00 del 5 de noviembre, junto a la puerta del garaje de la iglesia Santa Teresita, situada en las calles 42 y Rosendo Avilés, en el suroeste de Guayaquil.

El coronel Geovanny Naranjo, comandante subrogante del Distrito Metropolitano de Guayaquil (DMG), indicó que según la información recabada en el sitio del suceso, la víctima se dedicaba al consumo y expendio de droga.

“Llegaron dos personas y le dispararon, unos dicen que los asesinos andaban en moto, otros en bicicleta. Lamentablemente las personas no dan información y eso dificulta la investigación. La víctima no tiene antecedentes penales. Presumimos que utilizaron un revólver”, dijo el jefe policial.

En el distrito Portete, al que pertenece el sector donde ocurrió el crimen de Parrales Grefa, se han registrado 56 muertes violentas, 19 más que el año pasado.

Agregó que hace dos semanas el hombre ya había sufrido un atentado en su domicilio y que, al parecer, el crimen tendría relación con la disputa de territorio para la venta de droga.

Un morador, quien evitó identificarse por temor a represalias, comentó que hace dos semanas, el 23 de octubre pasado, colocaron un explosivo en la casa del occiso, pero el artefacto fue retirado y no dejó daños ni víctimas que lamentar.

Familiares del joven asesinado se acercaron al sitio del suceso. Estaban consternados.JUAN FAUSTOS SANDOVAL

Lo botaron de la casa

Josefina Parrales, tía del falleció, reveló que hace 15 días su sobrino mantuvo un altercado con su progenitora y desde aquel entonces abandonó su hogar, ubicado en las calles 42 y García Goyena, a cinco cuadras de donde lo mataron.

“Él era un buen chico, trabajaba como ebanista. Lamentablemente comenzó a consumir y desde ahí su vida cambió y comenzó a tener problemas con su madre. Ella lo botó de la casa, no sé cuáles fueron las causas, desconocíamos su paradero”, contó la allegada.