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Salud

Con esta viruela se han contagiado más de 6.000 personas en 58 países.Archivo / EXTRA

Más epidemiólogos y salubristas necesita el país por las enfermedades infecciosas

Según experto el requerimiento es urgente. No hay que 'paniquearse' por la confirmación del primer caso de viruela del mono; hay que estar 'once': no quitarse la mascarilla, lavarse las manos y de lejitos.

A Francisco Peña le parece un mal chiste e irónicamente dice: “Ya no se sospecha de un caso de la viruela del mono, se lo confirma y justo aquí, en Guayaquil, y en pleno mes de sus fiestas, julio, y para rematar, una ola de la COVID-19”.

El ciudadano, de 35 años, señala que leyó por redes sociales el comunicado oficial del Ministerio de Salud Pública (MSP), en el que se corrobora que luego de las respectivas pruebas y estudios en el Instituto Nacional de Salud Pública e Investigación (Inspi), un hombre, de 30 años, dio positivo a la viruela del mono.

Fue atendido en una clínica privada del Puerto Principal e inicialmente fue al centro médico porque presentaba otras patologías, pero al ver las pústulas (erupciones) aisladas en todo el cuerpo, le realizaron exámenes.

Según una publicación del Twitter del MSP, el individuo se encuentra estable y en aislamiento (al igual que aquellas personas con las cuales estuvo en contacto). Él presentaba síntomas como fiebre, decaimiento, malestar general y vesículas (similares a los granos).

¿Hay que asustarse?

El epidemiólogo y catedrático Mario Paredes manifiesta que hay que estar alertas, pues es una enfermedad que está introduciéndose en el país y la población está en potencial riesgo de adquirirla.

Los más afectados serían los pacientes inmunodeprimidos (pacientes con cáncer, trasplantados), niños y ancianos; los infantes, porque recién están desarrollando su sistema inmunológico, y los adultos mayores, porque empieza el declive.

La emergencia: el personal calificado

La urgencia es que el país tenga un ministro de Salud que sea un salubrista, epidemiólogo, alguien que tenga experiencia y gestión en infecciones y pandemias, pues ellas han llegado para quedarse.

“De acuerdo con la historia natural de las enfermedades emergentes, infecciones, cada 5 años tendríamos brotes. Antes eran 20, luego 10 años de aparición”, indica Paredes.

Asimismo, el experto sugiere que estas especialidades estén incluidas en los pénsums universitarios, que mínimo en cada hospital público estén un epidemiólogo y un salubrista que asesoren a los gerentes de los centros médicos.

“Se enfocan en adquirir medicina, comprar equipos y está bien, pero... ¿el resto?”, se pregunta el epidemiólogo, quien expresa que podría aumentarse la frecuencia de esta viruela en núcleos urbanos más desposeídos. “Los que llamamos estratos medianos y bajos. Hay condiciones a considerar como los hacinamientos y la falta higiene, así se propagan las enfermedades”.

"La COVID-19 y la viruela del mono son dos entidades que no tienen relación, ni están emparentadas. La primera es de carácter respiratorio y la otra de contacto (el directo y por las mucosas, contaminación con fluidos corporales: sangre, sudor, lágrimas, semen, líquido vaginal, etc."Mario Paredes, epidemiólogo y catedrático