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En la época en que falleció la abuela de Katherine, la manipulación de féretros se llevaba a cabo bajo estrictos protocolos de bioseguridad. No podían realizarse velorios ni sepelios.ARCHIVO / EXTRA

Entregaron muerto ajeno... ¿y el suyo?

Familia pide que determinen quiénes confundieron el cadáver de una anciana, que está sepultada en un cementerio. Se suponía que estaba cremada

Por cinco meses, Katherine (quien pidió que no revelen sus nombres completos) lloró frente a la urna que supuestamente contenía las cenizas de su abuelita. La anciana murió el 24 de marzo de 2020, a los 85 años, pero al cremarla confundieron su cadáver. Su familia está indignada. Sienten un doble dolor por ese error.

En septiembre de 2019 inició el calvario para ellos. A la adulta mayor se le detectó un tumor en el pulmón. Le faltaba la respiración y tiempo después fue ingresada a una casa de salud, donde finalmente falleció.

En el acta de defunción se especifica que murió por una neumonía aguda, provocada por COVID-19. La difunta era jubilada, entonces sus parientes contrataron los servicios exequiales del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social. La idea era que la cremen.

En esta urna se almacenaban las cenizas que finalmente no fueron las de la adulta mayor.Cortesía

Les pedí que me dejen ver el cadáver, pero no lo permitieron. Ellos tenían sus trajes, podían abrir las fundas, tomar una foto y preguntarnos si esa era mi abuelita”, dice Katherine. Piensa que de haber sido así la confusión se habría evitado.

El cuerpo está sepultado en el camposanto Parque de la Paz Pascuales. Katherine recién lo supo en agosto de 2020, pues su ñaña revisó la página web que informa dónde están enterrados quienes fallecieron en la época más crítica de la pandemia, percatándose que la señora estaba en ese cementerio.

EXHUMACIÓN

Ante esta situación, la parentela presentó una denuncia en la Fiscalía para que se investigue quiénes fueron los responsables de la equivocación. Este año, a fines de marzo, les notificaron que en abril iban a exhumar el cadáver y que debían acudir al camposanto para verificar su identidad.

“Pidieron fotos de mi abuelita, lo más cerca de la cara, y averiguaron si tenía alguna operación u otra cosa que sirva para reconocerla. Ella tenía unas prótesis en las dos piernas”, menciona Katherine. Esa característica física fue importante para la identificación.

Los allegados de la difunta tienen una bóveda en el Cementerio Patrimonial de Guayaquil. Tienen pensado trasladar el cadáver allí. Pero según cuenta la nieta, a pesar de que con la exhumación su abuela pudo ser reconocida, les dicen que el cuerpo supuestamente no puede retirarse, sino luego de tres años.

En tanto, el pasado 2 de julio agentes policiales acudieron al domicilio de Katherine, donde vivía con su abuela, a retirar las cenizas que presuntamente eran de su allegada, con el objetivo de poder determinar de quién son realmente.

Aproximadamente 14 meses lleva el cuerpo enterrado en el cementerio Parque de la Paz de Pascuales.

La familia también está a la expectativa de saber a quién corresponden esos restos, pues luego buscarán que los parientes de esa persona les paguen lo que gastaron en la cremación.

AÚN ESTÁ EN INVESTIGACIÓN

EXTRA consultó a la Fiscalía sobre cómo avanza la investigación y si se ha identificado a él o los responsables de la confusión de cuerpos. La institución, a través de un correo, respondió que el caso referido se encuentra en investigación previa, por lo cual es de carácter reservado, “sin embargo, los familiares tienen acceso al expediente fiscal”, especifica el comunicado.

"Por cinco meses lloré y recé a una urna que no era la de mi abuela. Este error no puede ocurrir”.Katherine, nieta de la difunta.

Además se detalla que los parientes deben realizar sus requerimientos a la Fiscalía que lleva el caso y obtener de esta una respuesta conforme a derecho.