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Enigmas: Mujer mira a los ojos de la muerte
Síntomas como desmayos o escalofríos son parte del presagio que la atormenta.
Verónica Zapata no está loca ni desvaría, pero tiene la capacidad de advertir cosas trágicas. Y todo comenzó cuando vio al diablo detrás de una cortina mientras estaba a punto de dormir. “Era el que tiene cachos, rabo y con un tridente”, describe.
La artista escénica, narradora y fotógrafa, de 47 años, recuerda que esa aterradora experiencia ocurrió cuando tenía 9 años. Con el tiempo las reacciones fueron más ‘pesadas’ y lo comprobó un día antes de que ocurriera el tsunami de Japón: 11 de marzo de 2011.
Participaba de un paseo familiar, en Cuenca, y cuando todo debía ser alegría, Verónica sentía tristeza. Su corazón se aceleró. “Me sentía mal, me dolía la cabeza y sudaba frío”.
Al siguiente día se enteró lo del tsunami que dejó más de 16 mil muertos. Al tiempo, sus síntomas desaparecieron.
Una tragedia familiar
En diciembre de ese mismo año empezó a sentirse mal. “Tenía muchísimo frío y era como si viera mi propio reflejo sin siquiera tener un espejo al frente”, explica.
Asimismo, se desmayó y los médicos no atinaban a diagnosticarle lo que tenía. Se le aparecían cosas extrañas en sus sueños, donde todo estaba rodeado de puertas, colores intensos. “Fue en ese momento que tenía unas ganas inmensas de decirle que lo amaba a un hermano”.
Experto paranormal
Pero no lo hizo. En enero de 2012, aquellos síntomas extraños desaparecieron y, al mismo instante, recibió una llamada telefónica para confirmarle lo que su cuerpo le estaba anunciando, sin siquiera saberlo: su hermano había muerto.
“Él era guardia de seguridad y trabajaba por Los Dos Puentes (centro de Quito). Había ido hasta un bosque con su arma y se había disparado”, refiere.
Otra muerte masiva
Cinco años después de ese tormento familiar, Verónica vivió un nuevo episodio. Fue el 15 de abril de 2016, fecha en la que todo parecía normal.
Conversó con sus hijos y luego fue a su estudio para leer un poco. De un momento a otro “se me fueron las luces”. Ella se había desmayado y cuando intentó recobrar el conocimiento se encontraba en un estado de trance: estaba entre dormida y despierta.
Al siguiente día se recuperó, pero por la tarde ocurrió la desgracia que sacudió al Ecuador entero: el terremoto de Pedernales, Manabí, que dejó 673 víctimas mortales.
Desde entonces se ha hecho más sensible al punto de mirar la muerte en los ojos de las personas que están por fallecer. “En su iris, ya no hay vida, no hay un brillo y es ahí cuando sé que algo malo pasará con ellos”, relata.
Harold Hernández, estudioso de temas paranormales, dice que esto se conoce como precognición: capacidad de percibir el futuro. “Pero veo que solo son cosas trágicas. Lo que siento es algo psicosomático”.
Para Hernández, confesar esto a las personas hará que tengan un concepto extraño sobre Verónica, lo que puede ahondar en una situación de estrés en ella.