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Enigmas: guayaquileño jugó la ouija y ahora es víctima de hechos paranormales
Por unos tres años, Pablo Cabezas ha sentido que sombras lo siguen y algo se le pone encima cuando está acostado en la cama de su dormitorio
Para Pablo Cabezas, la invitación a jugar la güija ha sido la peor que ha recibido. Se lo ‘vendieron’ como algo divertido, pero, por probar esto, hasta ahora experimenta situaciones macabras en su domicilio, ubicado en el sur de Guayaquil.
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En abril de 2020, cuando nadie podía salir de su casa por las restricciones de la pandemia, Pablo se quedó a dormir en el departamento de su amiga Alejandra, en la ciudadela Kennedy, al norte. Ella le pidió que la acompañara durante la cuarentena porque vivía sola.
- "JUEGO DIVERTIDO"
Una tarde, aproximadamente a las 16:00, tras terminar su jornada de teletrabajo, Pablo recibió la invitación macabra. Su amiga le dijo que “tenía un juego divertido” y lo llevó hacia su cuarto de estudio, donde solo tenía libros.
“Yo pensé que sería un juego de mesa nuevo, porque a ella le gustaban ese tipo de juegos, pero de una caja pequeña de madera sacó una hoja vieja y en esta estaban escritas las letras del abecedario, los números del 1 al 9 y las palabras ‘sí’ y ‘no’. Yo le pregunté qué juego era y me respondió que la güija”, recuerda.
Por la curiosidad, Pablo aceptó y procedieron a armar el escenario. Apagaron las luces del cuarto, prendieron seis velas y sobre el escritorio extendieron la hoja.
“Ella sacó una moneda rara, la puso sobre la hoja y empezó a rezar”. Pusieron sus manos sobre la moneda y ella empezó a hacer preguntas.
“Preguntamos si los fantasmas existen, qué pasaría con la pandemia, cosas así, pero la moneda no se movió. Luego, mi amiga preguntó si había alguien en el cuarto para conversar y esa moneda se movió hacia el ‘sí’. Yo solo la miré a mi amiga y le dije que terminara eso. Ella rezó y nos levantamos del lugar”.
- REZOS, NI CONQUILLAS
Tras esa supuesta conexión con el mundo espiritual, Pablo permaneció algunos días más en el departamento de su amiga y no experimentó hechos paranormales. Pero aquello cambió cuando regresó a su casa.
“Después de eso, nunca le pregunté nada a mi amiga, pero hasta hoy siento que algo se me pone encima cuando estoy acostado en la cama y no me deja levantar. También veo sombras que me siguen en las noches y tengo pesadillas con espectros que me quieren llevar”, revela.
Ante esto, Pablo acudió a un sacerdote católico, quien le recomendó que rezara para evitar que los espectros lo atormenten. Sin embargo, orar no le ha funcionado. Lleva más de tres años experimentando hechos macabros.
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