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Mientras caminaba, Saylor atraía las miradas de quienes estaban en el recinto electoral.Luis Cheme

Elecciones 2025 | La historia de Saylor, minicomando que se robó el show en Quinindé

El niño, de apenas 9 años, llegó vestido de comando militar a votar con su padre en Quinindé y se robó todas las miradas, incluso la de los soldados

Una boina roja, botas tácticas, ropa de camuflaje, un fusil de juguete colgado del hombro y una determinación inquebrantable: así llegó Saylor Gael Granda, de apenas 9 años, a la Unidad Educativa Simón Plata Torres de Quinindé. Su misión: acompañar a su padre a ejercer el derecho al voto. Su efecto: captar la atención de todos, incluso de los verdaderos militares que custodiaban el recinto.

Desde que pisó el plantel educativo, Saylor fue más que un simple acompañante. Se convirtió en una atracción, un símbolo curioso y entrañable del fervor infantil por los héroes de uniforme. “Es mi sueño ser militar”, dijo con voz firme, mientras sujetaba con orgullo el fusil plástico que colgaba de su pecho. “Me gusta vestir el uniforme de las Fuerzas Armadas de mi país”.

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Ese domingo de elecciones, mientras muchos ciudadanos llegaban entre apuros y calor, Saylor desfilaba con solemnidad entre las aulas habilitadas como juntas receptoras del voto. Era imposible no mirarlo. La boina roja ajustada sobre su cabeza le daba un aire de autoridad, y su pequeño rostro, de mejillas redondas y mirada determinada, parecía tomada de una escena de película. Más de uno pidió tomarse fotos con él. Militares de verdad incluidos.

Pero detrás de ese uniforme minuciosamente elaborado, hay una historia de amor paternal y de sueños que se tejen desde la infancia. Arturo Granda, padre del pequeño, fue el encargado de cumplir ese anhelo que Saylor acaricia desde los 5 años. “Desde pequeño solo pide cosas militares”, continúa. "Tiene tanques, fusiles, cascos, uniformes. Para su cumpleaños, todo es con temática de guerra: la torta, la decoración, los juguetes".

Incluso militares posaron junto a Saylor en el recinto electoral.Luis Cheme

El uniforme de Saylor no fue improvisado

El uniforme que lució ese día no fue un disfraz improvisado. Fue confeccionado por encargo en la Casa Militar de Santo Domingo. Incluye todo: guantes, botas, dos fusiles de juguete, boina, insignias y una actitud que parece más de un cadete que de un niño de escuela. “Él mismo pidió venir así, para acompañarme a votar”, dice Arturo. "Ya en la primera vuelta hizo lo mismo. Le encanta".

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No es la primera vez que Saylor llama la atención. En las elecciones pasadas, en Santo Domingo, su atuendo militar ya había sido viralizado en TikTok. "Unos chicos lo grabaron sin decirnos nada, y el video se hizo viral. Decían que parecía un mini Drake con uniforme", recuerda su padre entre risas. Pero más allá del colorido, de las risas y de las fotos, Saylor lleva consigo una idea clara de lo que quiere ser. No se trata solo de jugar a la guerra o de coleccionar armamento de plástico. Él sueña con entrenar, dormir en un cuartel, compartir el rancho con soldados reales. "Quiero ser militar. Quiero estar en un batallón de verdad", repite con firmeza, como quien ya está alistado en su futuro.

Arturo, por su parte, no duda en apoyar esa ilusión. "Yo lo voy a llevar a Quito, a un reparto militar, para que viva eso. Que vea cómo es la vida allá. Si es posible, que duerma con ellos, que sienta esa experiencia. Eso lo haría muy feliz".

El minicomando se siente orgulloso de serlo.Luis Cheme

El desenlace de una simple visita a un recinto electoral

Lo que comenzó como una simple visita a un recinto electoral, terminó siendo una jornada inolvidable para decenas de personas que, entre voto y voto, se toparon con este pequeño “comando”. Un que no solo portaba un uniforme impecable, sino que transmitía una pasión genuina por el servicio y el niño honor.

Y mientras los adultos discutían sobre política y papeletas, Saylor caminaba con la frente en alto, como si estuviera marchando al ritmo de una banda invisible. Porque para él, este no fue un domingo cualquiera. Fue una misión. Un ejercicio de disciplina y patriotismo precoz. Fue el primer paso, simbólico y poderoso, de un niño que ya sueña con defensor a su país desde las filas de las Fuerzas Armadas. Saylor Gael Granda no solo acompañó a su papá a votar. Ese domingo, él también votó. Por su sueño. Por su vocación. Por ese niño que, aunque todavía no tiene estatura de soldado, ya tiene el corazón de uno.

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