El Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) es un ‘enfermo’ que no hace el más mínimo intento por curarse. Peor le va a interesar la salud de sus aportantes, jubilados y pensionistas. Así de simple.

Pese a los insistentes reclamos ciudadanos por el pésimo servicio que brinda, poco o nada se hace. Los pacientes que acuden a los hospitales del Seguro Social en Quito, Guayaquil o cualquier ciudad del país deben rogar para no morir en los pasillos. Cuando están de suerte, si llegan a emergencia, una paracetamol para el dolor y que esperen turno.

Y cuando van para su atención médica, también juega la suerte y el estado de ánimo de médicos y servidores. Si llega unos 5 minutos tarde, se ‘jodió’, perdió su cita, vaya y pida otro turno para después de dos semanas; si es el doctor el que por A o B motivo se retrasa, espere sentado(a), no se disculparán y ni reclame porque ellos son más bravos y no le darán su paracetamol al final del día (porque es casi lo único que dan). Ah, pero una más, si al médico se le presenta ‘algo’ y no va, ni siquiera le avisan y cuando usted llega tampoco se disculpan. Pida turno de nuevo y vaya a casa.

Y ni hablar de derivaciones a los especialistas: para después de un mes con suerte o en 5 meses para revisar su examen que le mandaron a hacer de manera urgente. ¡Que el IESS se tome su paracetamol, a ver si en algo va mejorando!

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