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Editorial: Jueces sin sangre en la cara
La Función Judicial ha perdido el recato. Ya no solo carece de independencia, sino también de vergüenza. Con las debidas excepciones, claro está, a los jueces, fiscales y administradores judiciales de la República les hace falta un poco de sangre en la cara. Si el caso Metástasis, que salpica a varios de ellos desde las altas esferas hacia abajo, no los invita a reflexionar sobre su ejercicio diario, posiblemente nada lo hará.
Y no solo Metástasis. La pugna de poderes en la elección del nuevo titular de la Corte Nacional de Justicia embarra a la más alta magistratura y a sus miembros, en un bajísimo tira y afloja con altos tintes políticos. Quienes deben ejercer justicia y exudar independencia están dejándose llevar por los hilos de la política. Es muy lamentable. Y ni se diga del amañado concurso para renovar parcialmente a los jueces de dicha Corte. ¿Con qué cara se le exigirá honradez a los siguientes, a abogados, jueces, fiscales y administradores judiciales de la República?
La necesidad de una Ley de Carrera Judicial es cada vez más imperativa. Una que proteja a los funcionarios, que defina salarios dignos, que les exija una constante capacitación para que nunca más un juez como los de Yaguachi, Manglaralto, Samborondón o Montecristi vuelvan a ejercer justicia en nombre de los ecuatorianos.