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Ecuatoriano se despertó con los muertos encima
Viajaba en el tráiler que se accidentó en México. Familiares, desde Chimborazo, buscan la manera de traer a dos hermanos que están hospitalizados
Con la venta de platos de hornado en el sector del mercado Bolívar Chiriboga (Riobamba), ayer los primos y hermanos de Tito y Servio Martínez Rosero trataban de reunir dinero para contribuir a la complicada situación económica que atraviesa la familia.
Ambos son parte de los sobrevivientes de la terrible tragedia ocurrida en Chiapas (México), cuando el tráiler en el que se movilizaban más de 150 migrantes se estrelló contra un muro, dejando más de 50 muertos y decenas de heridos.
Este lunes 13 de diciembre deben trasladarse hasta Quito para tomar contacto con la Cruz Roja Internacional y la Cancillería ecuatoriana. Mientras tanto, las dudas rondan sobre el estado de salud de los compatriotas. “Los doctores no dicen nada, solo hoy (sábado 11 de diciembre) hablamos con ellos, Servio espera la operación y Tito se queja de fuertes dolores en la columna”, manifestó Marina Gavilánez, esposa de Servio.
Los Martínez Rosero no son ajenos a la desgracia, la vida se ha ensañado con ellos desde muy jóvenes. Oriundos de la parroquia Santa Fe de Galán (Guano, en Chimborazo) migraron jóvenes durante la erupción del volcán Tungurahua. “Trabajamos en el campo, pero con el volcán no quedó nada, no había cómo trabajar, ahí vinieron hasta Riobamba a buscar la vida, ya se casaron y se quedaron aquí”, rememoró su madre Angélica Rosero.
Han laborado en todo lo que han podido conseguir, desde la construcción hasta últimamente como choferes de taxis. “Con cada crisis, hemos buscado dónde laborar, ya no había trabajo, la pandemia complicó todo”, añadió un hermano.
Los problemas de salud en algunos miembros de la familia, la falta de dinero y otras situaciones complicadas iban fijando la idea de que una salida sería el famoso sueño americano.
Uno de sus amigos había logrado pasar y comenzó a enviar dinero a su familia, lo que terminó por decidir a los hermanos a intentarlo. “Le rogué, no te vayas, tus hijos te necesitan, él me respondió, apóyame gordita, pagamos las deudas, y por el futuro de ellos, uno quiere ser músico, y ahí se necesita”, contó muy afligida Marina.
El contacto con los coyoteros fue por redes sociales, documentos y comprobantes de depósitos se envían por esta vía. El primer desembolso fue de 5.000 dólares y luego pidieron 3.000 más. Al salir, el pasado 27 de noviembre, enviaron una foto de cómo iban vestidos para que los reconocieran quienes les aseguraban el paso.
En la travesía se comunicaban con la familia hasta la fatídica tarde del jueves 9 de diciembre, cuando Tito despertó debajo de una veintena de muertos. Llamó enseguida para comunicar del accidente y pidió que no contara lo sucedió a sus hijos.
Dramático testimonio
A través de una videollamada, Tito explicó a Diario EXTRA que el tráiler iba completamente lleno. “Éramos bastantes, estaba por en medio, bien apretado, ya eran unas tres horas que íbamos, cuando sentí un sacudón y se levantó la parte de atrás, no recuerdo más, me debo haber desmayado. Cuando recuperé el sentido habían muertos, quebrados brazos, era terrible, llamaba a mi hermano, no me podía mover”, rememoró.
Su hablar era lento, porque tiene un vendaje en la cabeza y no puede cerrar su ojo izquierdo.
La esposa de Tito, Gisela Carrasco, viajó hasta la provincia de Tungurahua, donde funciona la regional del Ministerio de Relaciones Exteriores. Busca acercarse a las autoridades para ver qué necesitan para traerlos, o si se puede gestionar una visa humanitaria y un vuelo para que alguien de su familia pueda ir hasta México, ya que solo saben que los dos tienen heridas graves y que deben ser sometidos a cirugía, pero solo le indicaron que vaya a Quito.