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Una casa en el sector 1 de Solanda ya no está habitada, debido al peligro inminente de derrumbe.Fotos: Gustavo Guamán / EXTRA

¡Solanda se cae!

Los sectores 1 y 4 son los más afectados, aparentemente por los trabajos del Metro.

Martha Oñate indica las grietas que atraviesan la habitación de su hijo y la pared principal. Desde hace más de un año ha visto cómo su casa, ubicada en el sector 4 de Solanda, en el sur de Quito, prácticamente se va rompiendo. “Todo lo he hecho poco a poco y con base a préstamos. Ahora temo que los daños sean tan grandes y se me caiga la casa”, comenta.

Ella vive en el sector desde hace 35 años y dice que a partir de los trabajos del Metro de Quito empezaron a aparecer pequeñas rajaduras que con el tiempo se volvieron cada vez más grandes. “Han venido a inspeccionar, a hacer mediciones pero no hemos tenido ninguna solución”, expresa.

A unas calles, alrededor de lo que antes era el parque Lenín Moreno, se pueden ver los letreros de protesta en la fachada de las viviendas que versan: “El Metro está pasando y mi casa se está hundiendo”. Donde existía el área verde ahora se observa una excavación.

Allí está Rosa Recalde, quien ha liderado algunas reuniones de la súper manzana dos, para recoger firmas y dejar oficios en varias instancias del Municipio de Quito, sin respuestas, comenta.

Por su parte, la empresa Metro de Quito, a través de su departamento de comunicación, afirmó que cuenta con un equipo de socialización que mantiene permanentemente informados a los vecinos de las zonas de influencia directa, con un flujo constante de datos y actualizaciones.

En cuanto a la zona del parque, afirmó que si se determina que una afectación es causa de la construcción del Metro, se asumirá cualquier respuesta necesaria en el marco de sus competencias.

Invertir o dejar que se caiga

“Nunca, ni con terremotos, ha pasado nada. Pero nadie se hace responsable”, sostiene Recalde. Ella y su familia están terminando de refaccionar la vivienda, con una inversión de aproximadamente nueve mil dólares.

“El arquitecto nos dijo que si no arreglábamos pronto se caía la casa. Tuvimos que levantar nuevas losas”, argumenta.

Cerca de allí hay un pasaje por el que los vecinos ya temen pasar, pues una vivienda está a punto de caer y desde hace un mes ya no está habitada. “Existe el peligro de que se nos venga encima”, cuenta Gisela Recalde, moradora del sector.

La familia que vivía en el inmueble de dos pisos tuvo que desalojar luego de que la fachada prácticamente colapsara y el arreglo implique derrumbarla.

También las calles

“No sabemos si es un bus o temblor”, comenta Telmo Jiménez, morador de la calle Manuel Monteros, en el mismo barrio.

Su casa también ha presentado afectaciones, pero refiere que la calle también ha sufrido los efectos de las excavaciones. “Algunas partes del asfalto están trizadas y por consecuencia hay baches”.

Los vecinos de esta zona además piden un rompe velocidades para atenuar el paso de los automotores pesados.

Lo mismo en la calle J, lugar de gran afluencia comercial, donde se ha bacheado pero el suelo “se sigue moviendo”.

Metro de Quito seguirá evaluando

La empresa informó que ha hecho inspecciones en las viviendas de Solanda. Sin embargo, estos análisis no han confirmado que las afectaciones sean producto de la ejecución del proyecto, puesto que no están dentro del radio de influencia de las obras.

Asimismo, refirió que la zona de influencia del proyecto, según los estudios de impacto ambiental de Metro de Quito, han determinado un radio de 100 metros a la redonda para las estaciones, y de 40 metros desde el eje del túnel, a cada lado del mismo.

Antes de iniciar los trabajos se realizaron estudios de factibilidad, que incluyen estudios de suelo, según la empresa. Las conclusiones de los estudios establecieron que el suelo de Quito, aunque más amigable en el norte que en el sur, se prestaba para ejecutar un proyecto como Metro de Quito.

Algo con lo que los moradores de Solanda no están de acuerdo puesto que tenían conocimiento de que el terreno de la zona no es estable, ya que tiene varios ojos de agua que habrían sido removidos con las excavaciones.