Durán se posiciona como la segunda ciudad con mayor número de muertes violentas en el país, solo superada por Guayaquil. En lo que va del año, este cantón, que forma parte de la provincia del Guayas, ha registrado 194 asesinatos, 60 más que en el mismo período del año anterior.

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Durán, junto con Guayaquil y Samborondón, conforma la Zona 8, una de las más peligrosas del país. En 2024, esta zona cerró como la jurisdicción más violenta de Ecuador. Sin embargo, en lo que va de este año, solo es superada por Nueva Prosperina, que contabiliza 247 crímenes.

Ola de violencia en Durán

Uno de los casos más recientes ocurrió el martes 1 de abril, cuando dos hermanos fueron brutalmente asesinados en la vía Durán-Guayaquil. Según los primeros reportes, ambos fueron sacados de sus domicilios y ejecutados en la carretera. Se presume que pertenecían a una organización delictiva.

Las víctimas fueron identificadas como Hugo Alfredo Romero Irrazaba y Maykol Jordan Romero Irrazaba.

Ese mismo día, en la cooperativa José Joaquín de Olmedo, se registró el asesinato de un hombre que no portaba documentos de identificación. Testigos informaron a la Policía que la víctima se dedicaba a la usura y que fue interceptada cuando intentó resistirse a un asalto. Los agresores le propinaron varios disparos en la cabeza.

Horas más tarde, otro crimen conmocionó a los habitantes del cantón ferroviario. En esta ocasión, la víctima mortal fue José Balvino Medina Castro, de 34 años, quien tenía antecedentes por tenencia de armas, ocultación de objetos robados, hurto y tráfico de drogas.

En este mismo hecho, resultaron heridas varias mujeres, una de ellas con antecedentes judiciales por delitos relacionados con drogas. La madre de Medina Castro relató que su hijo salió a vender mercadería cuando fue interceptado por sujetos armados.

Con un incremento significativo en el número de asesinatos, este cantón se consolida como una de las zonas más peligrosas del país, solo por detrás de Guayaquil y Nueva Prosperina. Los recientes crímenes evidencian la presencia de organizaciones delictivas y ajustes de cuentas, lo que genera un clima de temor e incertidumbre entre los habitantes.

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