Vive en permanente estado de alerta. Olivia Guerra tiene 68 años y durante cuatro décadas ha habitado en el sector El Mirador, del cerro Las Cabras, en Durán. La manabita es consciente de que el lugar que escogió para formar su familia es uno de los más peligrosos del país. De octubre de 2021 a marzo de 2022 aquí se han encontrado a cinco de las ocho personas decapitadas en este cantón guayasense.

La sensación de inseguridad no solo carcome a la sexagenaria, sino también a decenas de moradores como Segundo Peliza, quien habita en la cooperativa Ferroviaria 3, también de esta localidad de la provincia del Guayas. La noche del pasado martes desde la ventana de su casa observó las pericias que realizaba la Policía.

A escasos 50 metros de su domicilio, envuelto en sábanas, en una funda y junto a la acera de una escuela apareció el cadáver de un hombre sin cabeza.

“No quiero que se estigmatice al cantón donde he vivido por cuarenta años. Aquí han nacido y crecido mis hijos y nietos. Lamentablemente, las autoridades y las leyes no castigan al delincuente”, menciona Peliza, de 71 años y quien es oriundo de la parroquia Huigra, del cantón Alausí, provincia de Chimborazo.

Otros afectados por la ola de delincuencia son Rafael Vimos y Alexandra Gómez, quienes también habitan en este cantón. Ellos no necesitan de las estadísticas delictivas para saber que esta ciudad se ha convertido en la segunda más violenta, después de Guayaquil, en el país.

“Es la primera vez que cerca de mi casa dejan un cuerpo decapitado. Me da miedo, porque tengo un hijo al que le gusta salir. Le digo que llegue temprano o que no salga muy tarde por todo el peligro que hay. Lo encomiendo a Dios”, comenta Alexandra.

La duraneña asegura que desde la noche del pasado martes, antes de abrir las rejas de su casa, mira de un lado al otro, pues no le gustaría volver a presenciar el cuerpo desmembrado de una persona.

Del 1 de enero al 1 de abril de este año en Durán se han registrado 52 de los 328 asesinatos ocurridos en la Zona 8, que a más de este cantón abarca a Guayaquil y Samborondón.

Pero, ¿a qué se atribuye el alto índice de violencia?, ¿por qué Durán se ha convertido en el epicentro de los decapitados en el país? (ver infografía), ¿qué han hecho y qué van a hacer las autoridades para mermar la elevada cifra de muertes violentas? Para encontrar respuestas a estas interrogantes EXTRA conversó con el gobernador del Guayas, Pablo Arosemena; el alcalde de Durán, Dalton Narváez; el comandante Zonal, general Víctor Zárate, y el jefe del Distrito, coronel Jorge Hadatty.

“La causa del todos los problemas es la droga. Aquí no se produce la droga, tampoco armas, pero es la provincia donde se hace más incautaciones de este tipo. Durán está cerca del Puerto de Guayaquil y esto da el beneficio de conectarte con el mundo, pero también nos expone al tráfico ilícito de drogas, de armas y de plata ilegal”, señala el gobernador de la provincia.

Arosemena argumenta que, según información de la Policía y la Fiscalía, más del 80 por ciento de crímenes se atribuye a la lucha de territorio para el expendio de droga.

El burgomaestre de la ciudad, Dalton Narváez, alega que el tema de seguridad no es competencia municipal, pero afirma que se colabora con la Policía en el aspecto logístico, como arreglo y donaciones de motos, unidades policiales y mantenimiento de sus áreas.

“Necesitamos apoyo internacional. Esto debería ser un trabajo integrado. Los decapitados, colgados, lamentablemente es un resultado de lo que está pasando. Hay mucho temor y terror creado por las bandas criminales y la pelea de territorio para el microtráfico, que es lo que está afectando no solo a Durán, sino a Ecuador”, sostiene al alcalde.

Por eso también hace un llamado a la Asamblea para que en el Código Orgánico Integral Penal (COIP) se modifique la tabla de consumo mínimo.

Para el general Víctor Zárate y el coronel Jorge Hadatty los operativos realizados el pasado jueves en el cerro Las Cabras sirvieron para contrarrestar la delincuencia, pero afirman que hay estructuras delictivas acantonadas en Durán y estas son las que, por la pugna del poder, cometen los crímenes atroces.

“Es la demostración de fuerzas de unos con los otros. La decapitación es mensaje de bandas criminales y esto ha sido copiado de otros países. Esto ocurre por la influencia de estos carteles que posiblemente están operando acá”, sostiene el comandante de la Zona 8.