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Los cuerpos quedaron tirados en la calle, junto a la vivienda de una de las víctimas.Cortesía: Comunidad

Durán: ¿Qué se conoce de los ciudadanos asesinados en la cooperativa Vida Nueva?

En el sitio dicen haber oído una ráfaga de tiros, provenientes de armas largas. Los implicados se movilizaban en dos vehículos

Los últimos segundos de vida de un hombre transcurrieron fuera de su vivienda esquinera. Junto a la vereda del exterior cayó baleado, muriendo prácticamente al instante. Esa noche del miércoles 22 de noviembre de 2023 fue terrorífica en la cooperativa Vida Nueva, en el cantón Durán.

“Fue una corrida y un susto, se escucharon como 50 tiros”, contó una residente, quien a pesar de estar dentro de su casa se tiró desesperadamente al suelo temiendo quedar herida por alguna bala perdida que pudiera haber ingresado a su inmueble.

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Este jueves, al ver el sitio en donde ocurrió el ataque mortal, quedó claro que no exageraba al describir la violencia del suceso. En el asfalto había 15 huecos pequeños y medianos por efecto del impacto de los proyectiles. En domicilios aledaños también había huecos.

Según contó la mujer, los sicarios se acercaron a esa esquina en dos vehículos. Por esa razón, la víctima y un conocido con el que se encontraba conversando no pudieron reaccionar con rapidez para evitar ser alcanzados por las balas.

Ambos resultaron con varios tiros, muriendo al instante. Además, un muchacho que se encontraba cerca también fue alcanzado por las detonaciones y quedó herido.

Se conoció que el ataque en la cooperativa se produjo con armas largas

Familiares del difunto que habitaba en esa cooperativa de inmediato se amontonaron alrededor del cuerpo, llorando al ver que su pariente había muerto en esas condiciones.

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“Fue algo terrible, antes había escuchado disparos por aquí, pero nunca como en esta vez. Hubo cualquier cantidad de balas”, comentó la vecina.

Agentes policiales acudieron al punto, pero no se pronunciaron de lo sucedido.

  • Al otro no lo conocían

El acompañante del vecino asesinado no era conocido por la zona. No habitaba por allí. Por eso los habitantes piensan si, quizá, el ataque pudo estar dirigido para él.

“El vecino no era una persona ‘dañada’, con algún vicio. Trabajaba de taxista, vendía sus cervezas, buscando cómo ganar para comer”, refirió la moradora que habita cerca.

En tanto que el ciudadano herido buscó protegerse detrás de un carro que estaba estacionado en el sector. Eso, a pesar de que resultó lastimado, hizo que no tuviera un desenlace peor.

Aquella cooperativa, señalaron los habitantes, se ha vuelto peligrosa. La presencia de malandrines atemoriza a los lugareños.

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