El único ‘vicio’ de Kevin Hidalgo era jugar fútbol, dice su madre, Nancy Hidalgo, parada afuera de la casa de salud, donde el joven, de 26 años, lucha por su vida. “Estaba inscrito en tres ligas barriales y ahora corre el riesgo de no volver a caminar jamás”, lamenta entre lágrimas.

La desgracia se volcó sobre la vida de Kevin el pasado 11 de septiembre cuando salió de su casa en motocicleta y se dirigía a su trabajo como asegurador médico. Cuando llegó a un redondel del sector de la avenida Machala, norte de Quito, un bus lo tumbó.

“En lugar de frenar, el chofer aceleró y le pasó por encima con la llanta trasera y lo destrozó”, narra Nancy, quien recibió la mala noticia a través de un vecino.

Ella estaba en su casa aún en pijama y corrió a verlo. Cuando llegó, miraba impotente cómo el segundo de sus cinco hijos se revolcaba del dolor.

Una desgracia tras otra

“Parece que por el sector pasaba una ambulancia que cuando llamamos a pedir ayuda, esta llegó rapidísimo”, rememora Nancy, a quien -asegura- no le ha llegado ayuda de la cooperativa de transporte implicada en el hecho.

Cuando Kevin llegó al hospital en el que todavía sigue internado, los médicos lo ingresaron por el área de Emergencias. Nancy no se despegó ni un solo momento de su lado y ahí le dieron una noticia terrible: tenía hemorragia y roturas.

Su pelvis estaba destrozada, parte de la columna y también la uretra.

Endeudados

Y los problemas para esta familia no cesan, más bien llegan hasta el bolsillo. “Lograron salvarle la vida, gracias a una primera operación. Pero tenemos problemas económicos”, afirma Nancy con tanta angustia que no para de llorar.

Tuvo que hacer préstamos junto a sus parientes, por lo que debe aproximadamente 80 mil dólares porque cada día crece la cuenta hospitalaria.

Sin embargo, el haberle salvado la vida no ha sido garantía de que Kevin se haya recuperado. Es más, su situación se ha complicado porque durante un mes ha tenido infecciones bacterianas que han comprometido su curación.

Ahora, debido a la inmovilidad, le ha salido una escara que lo mantendrá unos tres meses internado. “Pero la recuperación de la pelvis tardará mucho más y no tenemos dinero para solventarlo”, detalla Nancy.

Para rematar, los médicos no le garantizan que Kevin vuelva a caminar. Existe una posibilidad muy remota, pero con graves secuelas que harían que el muchacho jamás vuelva a jugar fútbol.