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José Aguirre murió en el sitio donde lo atacaron los antisociales.Roberto Siguenza

Dio su vida por la bicicleta en las calles de Pasaje

La víctima se habría opuesto al robo de su liviano vehículo y por eso lo asesinaron. Delincuentes lo atacaron cuando iba a abrir su local

Alrededor de las 05:50 de sábado 16 de abril se escucharon unos tiros cerca del coliseo César Fadul, del cantón Pasaje, provincia de El Oro.

Enseguida los residentes del sector salieron a ver lo ocurrido y encontraron a un vecino suyo desplomado en el pavimento. Era José Antonio Aguirre Pineda, de 52 años, a quien asesinaron de un balazo en el pulmón.

El teniente coronel Juan Carlos Barrionuevo, jefe subrogante de Policía del Distrito Pasaje, informó que la víctima se habría resistido al robo de su vieja bicicleta.

Añadió que Aguirre confrontó a dos pillos que también se movilizaban en bici y que, a como dé lugar, querían arrebatarle su medio de transporte cuando se dirigía a su local de encebollados, donde ya estaba su esposa esperándolo para abrir el negocio.

Los antisociales no lo pensaron dos veces y, aprovechando que aún no había mucho movimiento vehicular por la avenida Ochoa León y Los Mirtos, sacaron a relucir un arma de fuego y le metieron un tiro en la espalda. Agarraron la bicicleta y huyeron del vecindario dejando a su víctima ‘templada’ en el piso.

Luis Salinas, jefe de Criminalística de El Oro, señaló que, “al llegar al lugar, el cadáver se encontraba en posición decúbito ventral (boca abajo). Presenta un orificio con similares características a las producidas por el paso de un proyectil de arma de fuego en la cara posterior del tórax”, detalló.

Precisó que personal investigativo se encuentra realizando el análisis de las cámaras de seguridad del sitio para identificar a los asesinos y proceder a su detención.

Escuchó balazo

Los vecinos mencionaron que junto a su esposa siempre madrugaban a abrir su local de encebollados.

De hecho el crimen ocurrió cerca de ahí, por ello la señora escuchó el balazo y al saber que su esposo estaba por llegar, se alarmó y salió corriendo del negocio.

Al aproximarse al sitio encontró a su conviviente tirado en la calle, no tenía su bicicleta. “Por qué, me dejas sola, qué dolor, por Dios”, dijo. “No puedo creer esto, llamen una ambulancia”, suplicaba.

El  ECU-911 derivó a los socorristas del Cuerpo de Bomberos, pero en el sitio los paramédicos solo confirmaron que el individuo no tenía signos vitales.