Son las 05:30. Marcos Herrera (45 años) se levanta a preparar el desayuno a sus hijos, Britany (11) y Marcos (8). Junto a su ‘ñora’ alistan el lunch y arreglan a los chicos para llevarlos al colegio.

El guayaquileño revisa su ‘carro’, un triciclo para personas con discapacidad física, diseñado por él. Le pide ayuda a sus vástagos, pues hay que bajar la ‘nave’ por seis escalones. En el transporte colocan las mochilas. Se suben el conductor y sus pasajeros, quienes van en la parte de atrás, parados.

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El chofer busca las calles menos transitadas y siempre viste camisa y pantalón con reflectores. También ‘anda once’ con el freno de mano. Marcos traslada así a sus hijos porque no tiene para pagarles un expreso. Aparte, quiere tener esos lindos recuerdos con ellos.

En el trayecto (seis cuadras, más o menos), él los alienta y aconseja. “No te olvides de copiar la tarea”. “¿Si trajeron todo?”. En la puerta del plantel se despiden con un beso y la bendición.

Luego regresa a casa, donde tiene su emprendimiento de Publicidad e impresiones, pero cuando no hay clientes ‘vuela’ al taller de sus hermanos, a ellos los ayuda en sus presupuestos, proyecciones, cotizaciones.

Siempre se organiza para poder estar a tiempo en el colegio y recoger a sus pequeños, a las 12:30, para posterior a eso almorzar en familia, el momento especial. Ya en su domicilio, en Mapasingue Oeste, norte de Guayaquil, se da tiempo para ayudarle a sus hijos con las tareas.

“No me muevo hasta que entiendan, razonen; es más, yo mismo les tomo la lección”, dice el ingeniero en Marketing. Una vez que terminan los deberes y meriendan juntos, Marcos los acuesta en sus camas y con su esposa oran a Dios.

Pese a que Marcos es de contextura delgada, tiene gran fortaleza en sus brazos, pues a estos los ha ejercitado en su triciclo, el cual usa por la poliomielitis que le dio cuando tenía un año de edad.

A los 15 años sus hermanos se trepaban en su ‘auto’; en su colegio, sus panas aprovechaban que lo dejaba ‘parqueado’ y lo ‘vacilaban’ un rato. Pero ellos no han sido los únicos que han disfrutado del vehículo, los compañeros de sus hijos también le han pedido que les dé un ‘vueltazo’.

Cuando Marcos era soltero participó en varias ocasiones en la carrera de Diario Expreso. Lo que más tiene es harta garra y resistencia.

Sin embargo, el ‘ñeque’ de él no es solo físico, también lo es emocionalmente hablando, pues ha vivido experiencias dolorosas y angustiantes. La primera, no conoció a su papá y por ayudar a su madre trabajó en su adolescencia.

Los nacimientos de sus hijos le han causado varios sustos. Britany llegó prematura y su tocayo se estaba pasando de la fecha, incluso habría ingerido líquido amniótico, casi no respiraba el recién nacido. Ambos terminaron en una termocuna, la nena una semana, el otro estuvo 10 días.

Cuando su hijo menor cumplió un año, a Marcos lo liquidaron de la empresa en la cual trabajó por ocho años. No le quedó de otra que lanzarse y emprender. Se puso su negocio en casa, en el que estampa camisetas, vasos, hace trabajos de diseño y más.

Admite que le gustaría tener un trabajo y sueldo fijo, pues considera que la situación económica está dura, pero él no baja los brazos y si lo hace es únicamente para pedalear y seguir adelante por su familia. 

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