Desde diversos frentes las mujeres hacen sus aportes a una sociedad más justa. En este Día Internacional de la Mujer, EXTRA hace un recorrido por algunos perfiles de mujeres que han logrado minimizar, al menos en parte, la brecha de género y la violencia en el país. Así como sus circunstancias y las barreras que han superado con trabajo y dedicación.

LE INVITAMOS A LEER: Paola Roldán: el drama detrás de una prolongada y dolorosa espera por la eutanasia

La cabo Andrea Vega es parte del departamento de Violencia Intrafamiliar de la Policía Nacional y ha enfrentado casos desgarradores. Su trabajo se enmarca en tomar versiones de las víctimas, recabar pruebas para los procesos judiciales, así como entregar notificaciones a los agresores. “Este departamento es el más importante porque estamos con el primer núcleo de la violencia”, dice.

Como ella, 21 mujeres más están en esta unidad, en total en Quito son 50 agentes. “Aquí no hay disparidad”, agrega.

Allí reciben capacitación para saber abordar a las víctimas de manera que no abandonen los procesos y sobre todo para no revictimizarlas. “Nosotros les guiamos en el proceso judicial. Hay mujeres en extrema pobreza y hasta nos ha tocado darles un platito de comida para sus hijos”, relata.

Cuando recuerda un intento de femicidio que atendió se le quiebra la voz. “Hasta perdió el oído y tuvo lesiones fuertes. Yo le rogué que siguiera con el proceso”, dice.

En ese caso se consiguió una condena de 16 años. En 2023 se receptaron 54.418 denuncias a nivel nacional. Sus compañeros le piden que sea ella quien tome versiones, pues las mujeres sienten más confianza. “Es gratificante ver que una mujer pueda salir del círculo de violencia y que viva en paz. Algunas no la cuentan”.

Ella no ha sufrido discriminación, dice que ha sido bendecida, pero las mujeres aún se enfrentan a comentarios que intentan denostar sus capacidades en un mundo, que hasta hace poco, era un terreno de hombres.

La teniente Mily Salazar no cambiaría su carrera por nada. Cuando sube al helicóptero de Aeropolicial se le iluminan los ojos y sonríe. “Cuando se me presentó la oportunidad de aprender aviación no lo dudé ni un instante”, dice.

Lleva casco, uniforme verde y dos armas. Ella ha hecho rescates en diferentes lugares del país y es una de las siete pilotos de esta unidad de la Policía a nivel nacional. En total son 42 entre mujeres y hombres. “Creo que todavía es una institución súper machista. En años anteriores sí ha sido complicado que las mujeres sean parte de estas unidades, pero sí han mejorado las cosas”, agrega.

La brecha de género para ella es igual en la sociedad como en la entidad. “Internamente no se habla de estos problemas”, explica.

Pero ella no se hace problema con sus compañeros, habla de cosas femeninas como la menstruación abiertamente. “Es como si un compañero tuviera gripe. Es normal. Aquí somos abiertos con esos temas y como también tienen hijas en casa se ha abierto el diálogo”, dice.

Reconoce, sí, que hay avances. También hace un llamado a las mujeres a creer en sí mismas y en que tienen las mismas capacidades. “Esta unidad es difícil tanto para hombres como para mujeres. No tienes un horario, no sabes si más tarde estarás en la ciudad. Lo que se necesita es predisposición para aprender. Nada más”, espeta.

Ella decidió no casarse ni tener hijos, pues defiende su derecho a seguir con su carrera y a seguir disfrutando, sin restricciones, de las satisfacciones de su labor. “Solo con saber que salvamos una vida me doy por bien servida. Tener una familia lo cambiaría todo”, concluye.

¿Quieres acceder a todo el contenido de calidad sin límites? ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!