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Día de la madre: Colombina, la mujer con 42 'hijos'
Colombina dice que no pudo tener bebés. Sin embargo, todos sus sobrinos la quieren y respetan como si se tratara de su madre. Ella cuida desde la más grande, de 50 años, hasta el más chiquito, de 1.
Colombina Valero tiene 69 años y 42 ‘hijos’. Nunca vio crecer su vientre ni sintió las patadas de un bebé o peor todavía los ‘achaques’ de un embarazo. Pero sí comparte los hijos y nietos de sus ocho hermanos: Washington, Aurora, Epifania, Elizabeth, David, María, Milton y Yolanda. En total, 42 personas entre adultos, adolescentes y niños.
Siempre soñó con ser mamá, pero dice que “no tuvo la dicha” de convertirse en una. Se casó a sus 25 años y su salud parecía estar bien. Ella era “joven, fuerte y con mucha vida” como para tener hijos. Pero, meses después, una sorpresa llegó a su vida y no fue la cigüeña con un ‘encarguito’.
Le detectaron una enfermedad que comprometía su aparato reproductor. Estuvo internada en un hospital de la ciudad durante tres meses. Tiempo después, extirparon su útero y ovarios. Y permaneció dos años en tratamiento médico y chequeos recurrentes porque la dolencia debía ser revisada constantemente por la especialista, una ginecóloga.
“Estuve mal por mucho tiempo. No fue sencillo tener que lidiar con lo que estaba pasando y me afectó tanto física como emocionalmente. Sabía que contaba con el apoyo de cada integrante de mi familia, pero era una situación que sentí que no estaba preparada para sobrellevarla”, cuenta Colombina al rememorar los días tristes.
Sin embargo, sus sobrinos eran “su rayito de sol”. Para el tiempo en el que esto sucedió, su primera ‘hija postiza’, Liliana, quien ahora tiene 50 años, ya era parte de la familia.
“Cuando ella nació fue algo bonito. La cargaba y sentía el amor que, probablemente, sienten las mamás por sus chiquitos”, expresa mientras se dibuja una sonrisa en su rostro y dos lágrimas recorren sus mejillas.
Los años fueron transcurriendo y la familia Valero se fue llenando de niños. Ella, aunque sentía un poco de nostalgia al no ser la protagonista de los partos, se alegraba mucho.
“Ufff, ahora somos tantos que ya no me alcanzan los dedos de las manos para contarlos”, dice la tía Coca, como la llama uno de los más chiquitos de la familia, Leandrito, de 2 años. Ahora ya no solo tiene en cuenta a sus sobrinos, sino también a los hijos de ellos, es decir, a sus sobrinos nietos.
“A los que tengo en la ‘punta de la lengua’ son a Fabiana, Paulina y Leandro, que son hijos de Freddy y nietos de María”, porque solía cuidarlos mientras sus papás trabajaban, cuenta Colombina y añade que no todo es cariño para sus ‘hijos’.
Ella está consciente de que “el amor también es rigor”. “Los papás de los más pequeños dicen: ‘Mi tía ya habló y tienen que hacerle caso’ y sí, todos respetan lo que digo”.
Uno de sus sobrinos más ‘mayorcitos’, como ella lo llamó, Geovanny, de 47, llega a abrazarla y pasar tiempo con ella. “Usted es mi segunda mamá y lo sabe. La quiero tanto, tía”, le dice el hombre mientras termina de hacer los planes para este domingo. Ella citó a todos: sus hermanos, cuñados, sobrinos y sobrinas para hacer una reunión en su casa: se servirán un asado con la especialidad de la tía, el queso de leche y gelatina de colores.
Ella siente que esto la une con su familia y “no hay cosa que la regocije más”.