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La deuda del IESS, el peor cáncer de Solca
Los $ 100 millones que el Seguro Social debe cancelar a la casa de salud, especializada en cáncer, pone en zozobra a pacientes oncológicos y familiares
Luis Lazo Pacheco, de 72 años, acude hasta Solca Guayaquil, con un cuaderno y un lápiz. Estos son sus instrumentos para comunicarse, pues el tumor laríngeo, diagnosticado hace dos años, le impide hablar.
No le tiembla el pulso de su mano para emitir su opinión sobre la deuda de más de $ 100 millones, que el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) mantiene con la casa de salud, especialista en cáncer.
“Los políticos se tratan en EE. UU. y los pobres a la buena de Dios y la voluntad inconsciente de los que se reparten el pastel IESS y el dinero del Estado”, expresa Lazo, quien afirma no tener esperanzas en la reunión del 7 de abril, entre las autoridades del IESS y representantes de Solca para analizar el monto pendiente, que de no ser cancelado, podría causar la suspensión del servicio a los derivados del Seguro Social.
“Pueden hablar todo lo que quieran, pero no hay billete para la salud. Cada vez hay casos patológicos y menos conciencia y humanidad en las autoridades”, escribe el médico de profesión.
Ana y Julia son madre e hija. Tienen la misma patología, cáncer de mama y comparten la misma preocupación: que la deuda no se cancele y no se reciba a nuevos pacientes oncológicos.
“Tengo entendido que se suspendería a los recientes, pero tengo que ser empática, así no me pase a mí, porque suprimir un tratamiento es vital para alguien que padece cáncer”, dice Ana.
Yesenea Cabrera lloró de impotencia; su hija tiene un tumor cerebral, detectado en 2019. “Siguen jugando con la salud y la vida del pueblo. He aportado tanto y a duras penas me he hecho una extirpación del útero. ¿Dónde está el dinero? Cogen a los fondos del IESS como caja chica, estas son las consecuencias y nunca hay responsables. Como no pagan todo, la mora ha ido creciendo y llegó al colapso, por más que Solca nos quiera ayudar, no lo puede hacer gratis”, manifiesta la guayaquileña de 43 años.