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La familia del joven cree que lo que está viviendo es una pesadilla.Henry Lapo

Detectives del crimen de su hijo

Los padres de Jonathan Zambrano buscan la verdad sobre su muerte. Él estudiaba en Ucrania y les dijeron que había caído desde su departamento. 

Elisa Gómez enciende una vela todas las mañanas y la coloca en un altar ubicado en la sala de su casa, en Atuntaqui, provincia de Imbabura. Reza un padrenuestro y un avemaría. Acaricia el vidrio que separa su mano de la fotografía de su hijo, Jonathan Javier Zambrano Gómez, fija su mirada a esta y, entre sollozos, dice: “Te juro que haremos justicia. Ayúdame a encontrar la verdad”.

El joven, de 24 años, estudiaba Nanotecnología en el Instituto Politécnico Ígor Sikorski, en Kiev, Ucrania. La noche del 12 de marzo su madre recibió una llamada telefónica desde dicho país en la que le informaron que Jonathan había muerto, tras caer desde el piso 17 del conjunto habitacional donde él vivía.

La familia quedó consternada por la noticia y, mientras reunían dinero para repatriar su cadáver, compañeros de clase de Jonathan llamaron a Gómez para advertirle que la muerte de su hijo no habría sido accidental sino provocada. Desde ese momento, la mujer y su esposo, Ángel Zambrano, han hecho hasta lo imposible para que se aclare el caso de su hijo.

Aseguran que se han convertido en agentes investigadores, peritos de criminalística y hasta en psicólogos para buscar pistas que permitan resolver la muerte del joven, a quien sus amigos le decían de cariño Gokú.

Incluso, viajaron a Europa con dinero donado por los amigos de Jonathan en Ucrania y por sus allegados en Ecuador.

"Cuando hablamos con el decano de la facultad de mi hijo, nos dijo que él era buen estudiante y que de seguro sería uno de los mejores graduados”.Ángel Zambrano,
padre de la víctima

Lo último que lograron los ‘papás detectives’ fue que la Dirección Principal de la Policía Nacional en Kiev reabriera el caso de Jonathan, el cual había sido cerrado como una muerte accidental, dos semanas después del hecho, el 31 de marzo.

A finales de agosto, Gómez recibió un documento (traducido del ruso) del Consulado de Ecuador en Ucrania, el cual decía que “el jefe procesal anuló dicho auto sobre el cierre de la causa penal, y el expediente de nuevo fue remitido al Departamento de Instrucción Sumaria de la Dirección de la Policía del distrito Sviatoshinskiy para la investigación adicional...”. Es decir, el caso de Jonathan continuará investigándose para conocer la verdadera causa de su deceso.

Este documento fue una respuesta a la carta que envió la madre al Ministerio de Relaciones Exteriores de Ibarra, en la que expuso las incógnitas que tuvo luego de viajar al Viejo Continente junto a su esposo y haber obtenido información que, según ellos, demuestra inconsistencias en la teoría que manejan las autoridades de allá.

En la misiva también solicitaron que la Fiscalía y Policía ucranianas realicen nuevas pericias para que se esclarezca el hecho. Entre estas, pidieron “los videos que la policía debe tener en sus archivos sobre las cámaras de vigilancia del edificio donde vivía mi hijo”. También solicitaron el examen toxicológico del cuerpo de Jonathan.

Travesía de dolor
Jonathan (d) junto a su madre y su abuela antes de que despegara su avión.Cortesía

Elisa Gómez y Ángel Zambrano viajaron a Ucrania el 24 de junio. Su anhelo era hacerlo cuando su hijo se graduaría (le faltaba un año). Nunca creyeron pisar ese país para investigar su muerte. Es que ellos se propusieron buscar la verdad.

Sin embargo, no fue fácil conseguir para los pasajes. Los padres, en un inicio, estaban reuniendo dinero mediante rifas para repatriar los restos de su hijo, pero les dijeron que no podían hacerlo porque Ucrania entró en semáforo rojo por la pandemia de COVID, el 20 de marzo. Entonces, la madre tuvo que firmar un documento que autorizaba la cremación del cadáver y así pudo traer sus restos. En cenizas.

Junto al cofre le llegó el expediente del caso, el mismo que solo tenía siete hojas, y parecía que le habían arrancado el resto del cuerpo legal.

Esto reafirmó más sus dudas y lograron conseguir dinero para los pasajes y el hospedaje en un hotel durante 25 días.

Desde que pisaron suelo ucraniano, los ‘papás detectives’ fueron descubriendo información que, para ellos, no concordaba con la versión oficial.

Una de las evidencias claves que encontraron fue acceder al expediente completo. Por suerte, los padres llevaron una traductora personal para que les ayudara con eso.

No les dejaron sacar copias, solo les permitieron tomar fotos de algunas secciones del expediente. Entre los detalles descritos estaba la forma en la que presuntamente falleció el joven. Decía que, mientras Jonathan limpiaba los vidrios subido a un altillo, habría perdido el equilibrio y cayó.

La madre del fallecido llora y dice que encontrarán la verdad.Henry Lapo

Gómez y Zambrano fueron al edificio donde vivía su hijo, accedieron al departamento y empezaron a ‘investigar’. El padre se percató de que la ventana de donde aparentemente se resbaló no era tan alta como para que Jonathan estuviera encima de algo. “Mi hijo era alto y no necesitaba apoyarse en algo”, indica Zambrano.

Otro detalle que no concuerda, según los progenitores, es que en el informe decía que el cuerpo fue encontrado a seis metros del edificio. “Si se resbaló, el cadáver de mi hijo no hubiese estado tan lejos”, añade Gómez.

Por último, cuando solicitaron el celular y la computadora de su hijo, les entregaron los artefactos un tanto destruidos. Además, se percataron de que habían borrado la información reciente. No había ninguna conversación. El último mensaje data de agosto del 2020.

Por si fuera poco, el último acceso que se registra en el celular fue en abril de este año, un mes después de la muerte de Jonathan.

Gómez confesó que amigos del joven le dijeron que aquel día él no estaba solo en el departamento, sino que compartía con otros chicos del instituto en una fiesta. “Eso nos hace creer que alguien lo empujó. En el expediente decía que él estaba solo, pero al parecer no fue así. A mi hijo lo mataron”, concluye la madre.

Con estos antecedentes y el documento remitido por el Consulado de Ecuador en Ucrania, los ‘papás detectives’ pretenden conseguir todo el expediente, traducirlo al español y solicitar a la Fiscalía que le ayude con la investigación.

Un joven noble

Esta es una de las últimas fotos con vida de Jonathan en Ucrania.Cortesía

Los habitantes de Atuntaqui rindieron homenaje a Jonathan luego de su partida. Sus amigos y allegados le hicieron un video en el que expresaron su afecto.

Sus amigos del colegio La Salle comentaban que él era muy noble. Solía hacer labor social con los sacerdotes.

Amparo García fue maestra de Jonathan y lo recuerda como un estudiante responsable, sincero y respetuoso. Ella corroboró que el joven solía hacer retiros espirituales en otras provincias, donde solía ayudar a personas vulnerables.

Añade que era un joven con metas claras y que hacía todo lo posible para cumplirlas.

Su madre dijo que Jonathan estaba estudiando Nanotecnología para crear pequeños chips que ayudaran a la medicina a mejorar los procedimientos quirúrgicos y así poder salvar a más personas de enfermedades catastróficas con tratamientos mejorados.

En su tiempo libre, en Ucrania, el joven solía ser voluntario en una escuela infantil donde solía tocar la guitarra y cantarle a los infantes.