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Salud
Desorganización gubernamental causante de las irregularidades en vacunación
La 'viveza criolla' que se da en el plan de vacunación contra el coronavirus tendría sus causas: coordinación inadecuada y pocas vacunas adquiridas hasta el momento
El médico clínico e intensivista de una clínica privada de Guayaquil, John Cuenca, ha estado al frente de la pandemia desde sus inicios. Se infectó, hospitalizó, recuperó y regresó para seguir en la lucha de salvar vidas, recordando su juramento hipocrático.
A él todavía no le aplican la segunda dosis, pero está a la espera de la misma. La primera fue suministrada hace dos semanas en la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES), centro de educación en cuyas instalaciones se vacunó el viernes pasado al chef chileno Diego Balmaceda, quien alega haber recibido una invitación de parte del Ministerio de Salud, pues él ha colaborado en el área alimenticia de tres clínicas del país. Este otro hecho también causó revuelo en redes, motivo por el cual el cocinero pidió disculpas.
Cuenca afirma que las irregularidades en el plan de vacunación se debe a la desorganización del Gobierno Nacional y las pocas vacunas que ha adquirido hasta el momento, es lo que está llevando a la gente a la desesperación y busca la forma de ‘pincharse’ como sea.
“El exministro (Juan Carlos) Zevallos vacunó a sus familiares, desde allí viene el mal ejemplo. No se sabe a quiénes más inocularon en ese momento, va a seguir saliendo gente que se ha vacunado por la izquierda, que no les correspondía. Somos el país que menos vacunas ha puesto a su población en Latinoamérica, ese es el resultado. En Chile más del 40 por ciento de su gente está vacunada, es más hasta están donando las vacunas que le sobran”, sostiene el galeno.
Julia, enfermera del Hospital del IESS de Los Ceibos, confirma que la mayoría de sus compañeros de primera línea (médicos, enfermeras, camilleros, personal de traslado, auxiliares) ya recibieron la primera dosis, quienes voluntariamente comunicaron su deseo de ser inoculados. Señala que escuchó que en las próximas semanas aplicarían la segunda al grupo que falta.
Ella no ha recibido ningún ‘pinchazo’, pues tiene miedo a los efectos secundarios. Varios de sus compañeros presentaron fiebre, vómito, diarrea, hasta desmayos. “En una de las cláusulas nos indicaban que si nos pasaba algo, el Ministerio no se responsabilizaba”, dice.
Asimismo la enfermera manifiesta que no se está respetando el deseo voluntario de vacunarse. “Mi esposo trabaja en el hospital y como a él le dio el virus no lo obligaron a recibir la vacuna, pero en una clínica en la cual también labora, se lo exigieron. Con sus anticuerpos ya generados más los de la vacuna, lo llevaron incluso a la hospitalización, se puso muy mal. Si no se vacunaba lo botaban del trabajo”, finaliza.